El central silencioso
Cuéllar lidera la defensa del Aston Villa, la más rocosa de la 'Premier'
La defensa más contundente de la Liga inglesa tiene un marcado acento español. Casi 20 años después de sorprender al mundo arrebatando la Copa de Europa al todopoderoso Bayern, el nombre del Aston Villa, sólo 14 goles encajados (0,7 de media), uno menos que el Chelsea, vuelve a sonar con fuerza gracias a tipos silenciosos como Carlos Cuéllar. A la chita callando, lejos del glamour que despiertan los focos, el central madrileño se ha hecho un hueco entre los zagueros más reputados. "Es lo que ha hecho toda su vida. Desde sus tiempos en los campos de tierra del Santo Ángel, de las ligas de barrio con el Pegaso y el Santa Ana", explica su agente y amigo Pedro Bravo.
A los 28 años, el defensa del barrio de Tetuán ha encontrado en el juego primario y noble de la Premier League, en las raíces del fútbol, lo más parecido al paraíso en la tierra. Y eso que Viduka le abrió una ceja de un codazo; que Friedel, su propio portero, le partió la cabeza contra el Manchester City o que se las tiene que ver con delanteros como Rooney. "Es con quien más he sufrido. Engaña mucho por su pinta de fuertote, de grandote. Hace que pueda parecer torpe. ¡Para nada!", confiesa Cuéllar. "Definitivamente, y más tras mi paso por el Glasgow Rangers, esto no es como España. Aquí nadie te busca las cosquillas en plan perro viejo", prosigue mientras medita pasar o no las fiestas en Madrid: "El temporal me puede dejar en tierra y el domingo tenemos partido con el Arsenal".
"La pinta de grandote de Rooney puede hacer que parezca torpe. ¡Para nada!"
Cuarto en la tabla, el Aston está empatado a 35 puntos con el equipo de Cesc; a seis del líder, el Chelsea, y a cuatro del Manchester United: "Podríamos ir mejor. De hecho, ganamos en Anfield (1-3) y Old Trafford (0-1) y en casa a los de Ancelotti (2-1), pero tuvimos un mal arranque. El primer encuentro, contra el Wigan (0-2), estuvimos desastrosos. Además nos eliminó el Rapid de Viena en la Liga Europa por goal average".
El cuadro de Martin O'Neill, que ganó con el Celtic tres Ligas de Escocia, es ahora el conjunto más duro de roer de las Islas. "Somos un equipo muy compacto. Juntamos mucho las líneas y, además, los de arriba trabajan lo suyo, presionan la salida del balón", resalta Cuéllar, titular en 17 partidos de Liga (el otro se lo perdió por sanción). ¿Y cuál es el secreto de la defensa? "La contundencia. Es lo que nos pide el mister, que nos dediquemos a defender, eso lo primero. Si luego podemos sacar el balón jugado, estupendo". Por esa y otras razones, cada día que pasa aumenta su devoción por Fernando Hierro: "He aprendido a manejar más el cuerpo. En España, el mínimo contacto es falta. Aquí, no, por lo que hay que saber ganar la posición. Por eso admiro a Hierro, por su colocación. No le hacía falta correr a un cruce".
Como hablar de Hierro es hablar del Madrid, la conversación fluye hacia los comentarios que sitúan a Cuéllar como posible sustituto de Pepe, baja lo que resta de curso: "Es un gran halago que te relacionen con equipos de ese nivel. Aunque sea mentira, que se acuerden de ti es importante... Entiendo a Pepe cuando dice que termina los partidos con dolor de cabeza... Si de normal estás observado, ¡imagínate en el Madrid! A mí me pasa en el Aston Villa. He jugado de lateral derecho alguna vez y es más divertido. Subes, atacas... Es algo que de central no te puedes permitir". Si los rumores se quedaran en eso, en humo, Cuéllar se mostraría tan tranquilo como en el campo: "No pasaría nada. Éste es el camino que yo elegí. No fui forzado. Mi sueño era jugar en una Liga extranjera. ¿Cuál mejor que la Premier?".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.