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Reportaje:

"Es un paso para quitarnos derechos"

Los emigrantes temen el veto en los comicios locales y después, en el resto - Los extrajeros residentes en España piden poder participar en las municipales

La posibilidad de que los emigrantes puedan ver restringida su capacidad para ejercer el voto en las elecciones municipales no ha sido bien acogida entre la colectividad gallega en Argentina.

El sufragio exterior siempre causa polémica cuando se acerca la hora de elegir alcaldes: la mitad del censo de muchos municipios gallegos, como Avión o Arnoia, está formado por emigrantes que pueden votar pero, como mucho, pisan el pueblo en vacaciones. El Consejo de Estado no ve con buenos ojos que se mantenga este derecho en las municipales, porque considera que los emigrantes no cumplen el requisito que establece la Constitución para poder elegir a los concejales: que sean "vecinos del municipio".

"Los comunitarios votan en las locales y nosotros no. No se entiende"
José se entera desde Argentina de lo que ocurre en Vimianzo por la TVG

La visión exterior es la contraria. Aunque hay muchos hijos y nietos de emigrantes que nunca han votado, los que lo hacen suelen repetir en todas las convocatorias y tratan de estar al día de lo que pasa en Galicia. Temen que una posible restricción de voto para las municipales pueda ser el primer paso para retirar totalmente el derecho al sufragio de la emigración. Mientras, los extranjeros extracomunitarios que residen en Galicia reclaman que se les concedan todos los privilegios de un ciudadano nacido en España, como el voto en las elecciones locales.

"Si empiezan por restringir el voto acabarán por desinteresarse por mí", explica Juan Sebastián Pulpeiro, un abogado de 28 años empadronado en Lugo y residente en Buenos Aires. Pese a la distancia, asegura que está al día de lo que sucede en Galicia y en Lugo en particular, ya que mantiene contacto con familiares y amigos que viven en su tierra de origen. "Me temo que sea un primer paso para llegar a quitarnos el derecho a voto en todas las elecciones más adelante", señala. A dos de sus cuatro hermanos les importa bastante todo lo que tenga que ver con Galicia y a su padre "demasiado": "Recuerdo haberlo visto llorar el día que obtuvo la ciudadanía", comenta.

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Santos Gastón Juan es otro joven descendiente de gallegos preocupado por la posibilidad de no poder votar en las municipales. "A mí me afecta mucho porque tengo mis cuentas bancarias en Galicia por mayor seguridad y me gusta participar en cualquier decisión que se pueda tomar allí", señala.

En su opinión, antes de aplicar una medida tan importante tendría que convocarse a los interesados para debatir una solución. Gastón recuerda que los emigrantes contribuyeron a forjar la Galicia actual desde el exterior y reclama que se les reconozca esa labor. Cree que los emigrantes gallegos no pueden compararse con otros porque se interesan mucho más por su tierra. Sobre la costumbre de los alcaldes de viajar para hacer campaña en la emigración, Gastón explica que no suceden cosas muy distintas de las que hacen en sus lugares de origen. "¿Por qué está mal que un alcalde convoque aquí una comida con los emigrantes y está bien que haga una pulpada en su pueblo?", añade.

En la otra cara de la moneda está el peruano Francisco Torres. Llegó por estudios hace nueve años a Santiago y se quedó. Opina que el Gobierno "debería considerar a los que llevan un tiempo aquí, que conocen la realidad económica y local", aunque no se atreve a fijar un mínimo de años. Torres argumenta que, como un ciudadano "común", paga aquí sus impuestos y hace uso de los servicios públicos, por eso le parece "muy mal" que los emigrantes y sus hijos puedan determinar la elección de su alcalde. "No conocen la realidad in situ, pueden tener alguna idea, pero la realidad local es la del día a día. Ni ellos ni mucho menos sus hijos la conocen".

Irama Faty fala galego. Nacido en Senegal, su primera parada en Europa fue Portugal y desde hace cuatro años vive en Santiago, donde recicla el idioma del país vecino en un perfecto gallego. No cree que los españoles que residen en su país de origen quieran votar allí, dice en referencia a los convenios bilaterales que podría firmar el Gobierno con diferentes Estados para facilitar el intercambio de votos, pero no se cansa de pedir la participación de los residentes extranjeros en los comicios municipales. Quen resida, decide es el lema que apoya desde la asociación Esculca. "Leo las noticias casi todos los días, me entero, me gusta". Además, está comprometido con la defensa de este derecho: "Somos ciudadanos como todos vosotros. Los comunitarios votan en las elecciones locales y nosotros no. Son cosas que no se entienden".

En Buenos Aires, las personas de mayor edad coinciden con los jóvenes. Aunque nació en Palencia, Moisés Narganes está empadronado en Betanzos desde hace más de 20 años. Es socio del Centro Betanzos y ha conocido personalmente a los diversos alcaldes de los últimos años. Su oposición a la restricción del voto a los emigrantes es total: "Se empieza por algo que no parece muy importante y luego no se sabe donde se va a terminar".

José Hernández, que sigue trabajando en su taller mecánico a los 69 años, también defiende su derecho a votar en las elecciones de su pueblo, Vimianzo, que visita cada vez que puede. "Estoy enterado de todo lo que pasa por mis familiares y por la TVG", explica. "Si se llega a hacer un referéndum yo votaría que nos dejen votar. Somos parte del terruño".

Y Mónica, venezolana, que desde hace seis años vive en Compostela, le da la razón: "Me parece bien que voten, pero no deberían negarle a los demás el derecho que quieren para ellos". Duda en opinar porque nota que aquí "está un poco al margen" y algún día tuvo que escuchar por la calle que ella "no tenía derechos" y que los españoles "sabían mejor que les convenía a su país". En su familia siente también las diferencias. Una de sus hijas nació en Venezuela, mientras que la otra lo hizo en España, por eso la pequeña tiene "más privilegios" que la mayor.

A Alejandra Soto le "molesta mucho" no poder elegir alcalde. "Estoy pagando mis impuestos y sigo los reglamentos de la ciudadanía como debe de ser", comenta. Llegó de Ecuador hace ocho años y no cambia Santiago "por nada". Le gustaría participar plenamente de la vida en la ciudad y cree que les pasa lo mismo a los españoles que residen fuera y que, como ella, ya hicieron del país de acogida el suyo propio.

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