Adiós con la cabeza alta
El Atlético da ante el Chelsea un nuevo paso en su recuperación, pero cae eliminado
El Atlético de Quique Flores remontó el vuelo ante el ogro de la Premier: el Chelsea, forrado de músculos, el nuevo rico avalado por la chequera de Roman Abramóvich, el mismo al que Drogba rescató tras afrontar la cita a medio gas, más pendiente del pulso con el Manchester United del fin de semana que de apuntillar a los rojiblancos. El cuadro de Ancelotti selló su clasificación para los octavos de la Champions, lo contrario que el Atlético, que se jugará la tercera plaza, que consuela con la Liga Europa. Un potosí para un equipo que se conforma con la pedrea, un mal menor en la noche que coronó, tras mes y medio de asueto, a Agüero.
Con más espíritu que fútbol, el Atlético siguió adelante con su catarsis mejorando su imagen desmochada de los últimos tiempos. Apenas han pasado 10 días y la mano del sucesor de Abel Resino, aunque sea de barniz, ya se nota. Lo hizo apelando a la épica, en unas circunstancias que requerían un acto de fe. Nadie mejor que la grada del Calderón para hacerla realidad. La llamada de Quique, que reclamó el calor del público con la boca pequeña, pensando que la entrada en octavos era una utopía, contagió a los jugadores.
ATLÉTICO 2 - CHELSEA 2
Atlético: Asenjo; Perea, Pablo, Juanito, A. López; Simão (Jurado, m. 83), Assunção, Cléber, Reyes (Maxi Rodríguez, m. 73); Forlán y Sinama-Pongolle (Agüero, m. 53). No utilizados: De Gea; Ujfalusi, Domínguez, y Raúl García.
Chelsea: Cech; Belletti, Alex, Terry, Ashley Cole; Malouda, Lampard, Essien (Ballack, m. 59), Joe Cole (Deco, m. 70); Kalou (Anelka, m. 70) y Drogba. No utilizados: Hilario; Ivanovic, Carvalho y Sturridge.
Goles: 1-0. M. 66. Agüero. 1-1. M. 82. Drogba, de cabeza. 1-2. M. 88. Drogba, solo ante Asenjo. 2-2. M. 91. Agüero, de falta.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Essien, Reyes, Assunção y Terry.
Vicente Calderón: unos 42.000 espectadores.
Agüero, autor de los dos goles del equipo rojiblanco, reapareció al fin
Drogba replicó al aprovechar un par de errores defensivos
Y eso que el preparador dio carrete a tres futbolistas bajo sospecha. Obcecado con subir la moral de la tropa, colocó a Perea en el carril derecho en lugar de Ujfalusi, a Reyes por Maxi y a Sinama de pareja de Forlán. Quique ni se lo pensó en cuanto supo de los problemas en el pubis del Kun, al que se reservó para la segunda parte. Embarrancado en la Liga y con la visita del Madrid amenazando en el horizonte, fue la excusa perfecta para dar reposo a Agüero, que había cambiado las gambetas y las pillerías de ratón por un fútbol monocorde e insípido. Su pobre rendimiento en lo que va de curso, con dos goles en el zurrón y los últimos ocho partidos sin ver puerta en una inquietante sequía que sobrepasa los 600 minutos lo decían todo. Hasta que por fin reapareció. Lo hizo de manera encomiable, anotando dos goles al único equipo que seguía virgen.
El que continúa sin tirar cohetes es Sinama, el gran damnificado de la noche. Incapaz de regatearse a sí mismo, la defensa del Chelsea se lo merendó con Terry al frente. Con alguna cana que otra y más lento que el francés, el central, que sabe más de todo por viejo que por diablo, demostró anoche, hasta la salida a escena del Kun, por qué es el zaguero mejor pagado. Aun así, pese al cartel del rival, el Atlético salió encorajinado, como siempre, y terminó de una pieza, digno y con el cuchillo entre los dientes, cosa inaudita, precisamente cuando el Chelsea, con Drogba a la cabeza, tocó la corneta. Enchufadísimo arriba y atrás en su regreso a la máxima competición tras sus pecados de chico malo contra el Barça en las semifinales del pasado mayo, el marfileño aprovechó (otros) dos despistes defensivos en un córner botado al segundo palo y a puerta vacía, para agrandar sus estadísticas.
Lo mismo que Agüero, que abrió el marcador mandando a la red un rechace tras un centro de Antonio López. La acción fue dentro del área, una noticia muy gratificante para el Atlético, muy abusón en los remates lejanos. En particular, Forlán. Sin paciencia para nada, con las orejeras puestas a los desmarques de sus compañeros, el bota de oro está tan confiado, o tan desesperado, que chuta cada vez que recibe el balón. Mientras recupera el tono el Kun le reemplazó cerrando su actuación con un libre directo que sorprendió a Cech. Más allá de una ocasión lejana de Reyes que le obligó a desempolvar los guantes, el portero checo pasó una noche plácida. Hasta que Agüero salió al tapete, el extremo andaluz, que probó suerte chutando a la escuadra contraria, fue con Simão de los más destacados. Tampoco desentonaron Assunção y Cléber Santana, por mucho que Essien les terminara echando el lazo. Para muestra un botón. El hombre escoba brasileño entró en falta al ghanés, una ensalada de músculos, y tras chocar con su corpachón terminó por los suelos. La contundencia de Essien abrió el horizonte a Lampard, que aunque no terminó de conectar con los puntas obligó al Atlético a jugarse las habichuelas al contragolpe y a balón parado. el territorio idoneo para un cazador llamado Agüero, artífice de un empate que deja al Atlético en el limbo, que ya es mucho, y que le sirve para lamer sus heridas y recuperar algunas sensaciones. Algo es algo.
Una docena de heridos
Una hora antes de que comenzara el partido, las inmediaciones del estadio Calderón eran un hervidero de seguidores. Junto al Metro de Pirámides se encontraron un pequeño grupo de aficionados del Chelsea, con sus bufandas azules, y otro del Atlético. Volaron las latas de cerveza. Empezó la pelea. La policía intervino para separar a los contendientes, despejar la zona y escoltar a los británicos hasta el campo. El altercado acabó con 12 heridos, la mayoría con contusiones sin importancia.
Unos 2.000 aficionados del Chelsea habían viajado a Madrid con entradas para presenciar el encuentro. Ocuparon parte de la grada norte del Calderón.
Quique: "Reyes ha estado espléndido"
Abel Resino pedía dos resultados buenos para reflotar al Atlético. Parece que a Quique Flores le ha bastado con uno. El empate contra el Chelsea fue festejado por una hinchada ávida de alegrías. "Estamos en el buen camino. Los jugadores van asimilando los conceptos rápidamente. Tenemos un calendario muy apretado y no hay tiempo, no disponemos de dos meses, pero veo el futuro con optimismo", expresó el nuevo técnico rojiblanco, al que, sin embargo, el resultado le dejó mustio. "No me voy contento a casa. El equipo lo hizo todo para ganar. Era lo que todos pensábamos en el minuto 80, pero las circunstancias del juego impidieron nuestro triunfo", añadió Quique, que resaltó la labor de Reyes casi más que la de Agüero: "Ha estado, igual que el resto del equipo, espléndido".
"Hemos tenido el partido en la mano, pero no hemos conseguido lo más importante: ganar. De todas maneras, ha sido un buen resultado y estoy feliz por los aplausos de la afición. Cada vez me hace sentir más cómodo", respondió Reyes. "Este buen partido ha sido un punto de inflexión. Ahora afrontamos otro complicado, el clásico contra el Madrid, con la sensación de que el trabajo está bien hecho", añadió Asenjo mientras Agüero pasaba a su espalda sin decir ni pío.
El golazo de falta del Kun en el último minuto también dejó con un regusto amargo a Carlo Ancelotti: "Me voy frustrado por el empate. Me da pena que nos hayan marcado en el último minuto, aunque me quedo con lo importante, que es que el Chelsea ha pasado a los octavos de final. El Atlético ha jugado muy bien, pero supimos reaccionar tras su primer gol".
Una hora antes del partido, en las inmediaciones del estadio, hubo una pelea entre un grupo de seguidores del Chelsea y otro del Atlético. Volaron las latas de cerveza y hubo de intervenir la policía. Hubo 12 heridos, la mayoría con contusiones sin importancia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.