Benzema ya no sonríe
Las sombras de Raúl, Higuaín y Negredo, que desea regresar al Madrid, oscurecen al francés
El aire desenvuelto, el andar rítmico, los pasos sincopados, el corte de pelo con efecto de brillo-bola en la frente, los guiños al gangsta rap, la música de los pandilleros del hip-hop..., denunciaban el carácter juguetón de Karim Benzema cuando llegó al Madrid este verano. A sus 21 años, ir sobrado es lo normal. Lo dijo Arsène Wenger, el técnico del Arsenal y el intelectual más famoso del fútbol francés, hablando precisamente de su compatriota: "No es un caso perdido. Lo que dice y hace es sólo el producto de su descomunal ego. Con 21 años, de vez en cuando, el ego sube tanto que desborda el vaso. Deberíamos recordar más a menudo lo que decían tipos como Cantona o Emmanuel Petit a los 21 años".
Raúl ha logrado esta temporada un gol más que Benzema, incómodo como punta
Pellegrini no ha dejado que el 'nueve' acabara ninguno de los cuatro últimos partidos
Desde hace unos días, Benzema se muestra más cauto, más discreto, menos crédulo. Su página web, en la que llevaba una especie de diario personal, se desactualizó. Lo último que hizo fue recomendar su tema del día: Loba, de Shakira. Luego, sus admiradores cibernéticos le perdieron el rastro. No renovó más su diario. Desde hace semanas sólo se sabe que tiene dificultades para integrarse en la selección francesa tanto como en el Madrid de Florentino Pérez.
Se supone que es el nueve del equipo. Como, salvando a Van Nistelrooy, no hay otro, allí le pone Manuel Pellegrini. El entrenador le ha dado los mismos minutos que a Raúl. Sin embargo, Benzema todavía no ha jugado como el superclase que desplazaría al siete. De hecho, Raúl ha metido cuatro goles y ha dado una asistencia en la Liga y la Champions. Un gol más que el francés, que se muestra incómodo como punta, propenso a bajar a armar las jugadas y a ceder los espacios. Raúl, que no puede elaborar jugadas, aprovecha la concesión subiendo al área y metiendo goles. Lleva 226 en 526 partidos de Liga. Su siguiente objetivo es alcanzar a Di Stéfano, que sumó 227 en 329.
Raúl, Higuaín y hasta Negredo suponen una amenaza para la titularidad de Benzema. Negredo, vendido al Sevilla con una opción de recompra, fue descartado por Pérez en beneficio del francés. Pero antes de firmar por el Sevilla exigió una opción de recompra por el Madrid. Insistió: "Yo sé que voy a triunfar en el Madrid". El director deportivo madridista, Jorge Valdano, explicó la semana pasada en As que "Negredo está en fase de aprendizaje y Pellegrini no quiso cortarle la proyección". Ahora cabe preguntarse si Benzema está más formado que Negredo, cuyas exhibiciones se han prodigado en el Sevilla y en la selección española.
Además de aumentar su prestigio, los números de Raúl suponen un problema añadido para Pellegrini, que debe decidir cuál será su alineación base y si para formarla le conviene insistir con Raúl o arriesgarse con Benzema o con Higuaín. Estímulos para actuar en ambos sentidos no le faltan. Raúl mete presión de un lado y Pérez de otro. El presidente quiere ver brillar a las figuras que ha contratado. Y Benzema costó 35 millones de euros. Es el séptimo jugador más caro de la historia del club. En este escenario, Higuaín, un fichaje de Ramón Calderón, su predecesor en el cargo, es el eslabón más débil. De los tres aspirantes a nueve es el que menos minutos ha disputado: 310 por los 550 de sus compañeros.
Benzema está ahora en una encrucijada. El pasado sábado, tras hacer un partido discreto contra el Valladolid, se fue muy molesto a la ducha porque Pellegrini le cambió por cuarta vez consecutiva. Como dijo un dirigente, hablando de la actitud exigible a los futbolistas, "esto no es un juego". Tal vez Benzema empiece a comprenderlo.
Otros antes que él supieron lo que significa esa clase de presión, esa exigencia de rendimiento automático que oprime a las estrellas. Eso que padecieron gigantes como Zidane y Ronaldo antes de salir airosos en el estadio Bernabéu o grandes promesas como Anelka y Prosinecki antes de fracasar en él.
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