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Crítica:textos y documentos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La decadencia del materialismo

Un ensayo lúcido sobre las consecuencias constructivas de la crisis

En palabras del poeta y economista norteamericano Wendell Berry, "por todas partes en el mundo desarrollado las comunidades humanas y sus soportes naturales y culturales están siendo destruidos, no por desastres naturales o intervención divina o por una invasión de fuerzas enemigas, sino por una forma de vandalismo legalizado que se denomina la economía".

Ésta es una de las provocadoras citas que recoge Buena crisis, del doctor en Filosofía, Jordi Pigem (Barcelona, 1964), profesor invitado de la Universidad de Barcelona y cuyas tesis han sido expuestas y elogiadas en universidades de reconocido prestigio como Columbia, Oxford y Venecia.

A diferencia de la gran mayoría de expertos, Pigem no se limita a analizar la realidad económica solamente mediante números, datos y cifras. De hecho, cuestiona la fe ciega que se tiene en el sistema monetario, que de forma interesada correlaciona el crecimiento económico con el incremento del bienestar de la sociedad. Para desenmascarar esta enorme falacia, responsable de la conducta inconsciente y codiciosa de las instituciones y organizaciones establecidas, Pigem hace uso de una lucidez y una asertividad difícilmente rebatibles.

BUENA CRISIS. HACIA UN MUNDO POSTMATERIALISTA

Jordi Pigem

Editorial Kairós

ISBN 978-847245-729-4

Este filósofo visionario escribe con letra bien clara acerca de lo que muchos piensan y muy pocos se atreven a decir: que el actual modelo de crecimiento económico es una "grave enfermedad" que padece la humanidad y que, en contraposición al pensamiento mayoritario, "la crisis es el proceso de cambio y evolución necesario para lograr la curación".

Así, "nuestra crisis global es una oportunidad de sanar un sistema obsoleto, cuyas patologías hasta ahora habían quedado enmascaradas por la bonanza económica y los espejismos del consumo". Lo cierto es que "más del 98% de las transacciones monetarias que se efectúan en el mundo no corresponden a la economía real, sino a dinero ávido de beneficios a corto plazo que circula por mundos abstractos, desligados de bienes reales y de criterios éticos, sociales o ecológicos".

Y mientras el fraude y la corrupción se consolidan como los pilares del sistema financiero, "el mundo se ha convertido en un gran taller, que produce para que podamos consumir a fin de que podamos seguir produciendo", lo que ha propiciado un nivel de consumo innecesario e insostenible. De hecho, "si toda la humanidad viviera como los españoles, se necesitarían los recursos de dos Tierras y media para proporcionar los bienes consumidos", calcula Pigem.

Pero entonces, ¿cómo hemos llegado a crear una economía que va en contra del bienestar de los seres humanos y que además crece año tras año por medio de la destrucción del planeta? Si bien la respuesta no es fácil, Pigem apunta que "si hubiera que resumir el espíritu de nuestra época con un solo concepto, materialismo sería un excelente candidato".

Dado que la mayoría cree que "lo único que realmente existe es la materia tangible, inerte y cuantificable, lo normal es llevar una existencia carente de sentido, cuyo principal indicador es la dolorosa experiencia de sentir un profundo vacío interior". Y, con la finalidad de buscar un alivio temporal para llenarlo, "la sociedad recurre a la acumulación de dinero y posesiones, que terminan por convertirse en drogas que requieren cada vez dosis mayores"

Según este filósofo, "la filosofía del materialismo ha entrado en crisis, pues es del todo ineficiente". Y aquí es donde comienza un nuevo y apasionante viaje hacia lo desconocido, tanto en el ámbito individual como en el colectivo. "El primer paso comienza cuestionando seriamente si es cierto que la única realidad es la materia o se trata, más bien, de otro espejismo".

Pigem aboga por abrir la mente y el corazón para "aprender a vivir en plenitud", lo que implica, irremediablemente, "reconocer el valor de lo intangible, como la creatividad, la solidaridad, la sabiduría y la alegría de convivir y cooperar". De ahí que "la sociedad del futuro será posmaterialista o no será". El puente entre ambas parece ser la adopción de "la filosofía del decrecimiento, que prescinde del crecimiento como quien prescinde de una religión que dejó de tener sentido".

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