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Reportaje:

Irving regresa a la Alhambra

Una exposición recuerda al escritor en el 150º aniversario de su muerte

Tras dos años en Madrid, el 1 de marzo de 1828 el escritor norteamericano Washington Irving se subió en la diligencia de Sevilla para comenzar un viaje que cambiaría de forma definitiva su vida y su obra. La estancia en la capital de España del primer hispanista estadounidense había servido para que escribiera la primera biografía de Cristóbal Colón. Su viaje a Andalucía era un premio después de todas las dificultades que había tenido que salvar hasta que aquel texto vio la luz en diferentes entregas de distintos periódicos europeos. Washington Irving iba a cumplir el sueño de muchos hombres románticos, instalarse en Granada y conocer la Alhambra.

Con motivo del 150º aniversario de su muerte, la nueva Alhambra, tan distinta a la que se encontró el escritor, ha querido recordarle con una gran exposición que fue inaugurada ayer y que permanecerá abierta hasta el 28 de febrero. La muestra ofrece muy diverso material -tanto personal como bibliográfico y plástico- sobre la estancia de Irving en la Alhambra, donde escuchó las leyendas que acabaría plasmando en su libro más importante, Cuentos de la Alhambra.

La Biblioteca Pública de Nueva York y el Museo del Prado han prestado piezas
Manuscritos, cartas y primeras ediciones de sus libros llenan el Palacio de Carlos V

La mayor parte de las 189 piezas recogidas proceden del propio Archivo del Patronato de la Alhambra, si bien se ha contado con la colaboración de 40 instituciones prestadoras entre las que se encuentran la Biblioteca Pública de Nueva York, el Museo del Prado y la Biblioteca Nacional.

"Se trata de una exposición que se apoya por completo en la idea del viaje. Washington Irving fue un escritor polifacético en el que existe una fuerte relación entre la palabra y la imagen. De hecho, durante su niñez quería ser pintor. Esta relación nos ha servido de excelente guía para estructurar la exposición", explicó Pedro Galera, uno de los comisarios de la muestra.

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La consejera de Cultura, Rosa Torres, recordó el éxito de Cuentos de la Alhambra, un libro que desde su publicación se tradujo a multitud de lenguas y que supuso "una campaña de imagen" como ninguna otra que se haya llevado a cabo nunca sobre el monumento.

Ubicada en el Palacio de Carlos V, en el corazón de la Alhambra y a sólo unos pasos de las estancias que ocupó el escritor, la exposición está dividida en cuatro grandes partes. En primer lugar se ofrecen diferentes retratos del artista, en los que aparece como estereotipo de la figura romántica. La oscuridad y el misterio ocupan el retrato que Gilbert Stuart Newton realizó al joven en 1820, con anterioridad a su viaje a España.

Precisamente, las diferentes rutas de su viaje protagonizan el segundo apartado, en el que pueden verse cartas, diferentes ediciones de sus libros, grabados y cuadros ambientados en los lugares por los que pasó.

Los dos últimos apartados se centran en su relación con Granada, por un lado, y con la Alhambra, por otro. Fotografías, grabados, ediciones de sus famosos cuentos y una amplia colección de imágenes del monumento que conoció Irving sirven para situar al visitante.

Manuscritos originales, cartas y cuadernos, primeras ediciones de sus libros, dibujos y pinturas de gran calidad, fotografías antiguas y filmografía, además de maquetas y audiovisuales, ayudan al visitante a reconstruir la relación de Irving con la Alhambra, una relación que fue más que productiva en un tiempo en el que un viaje a España suponía un acercamiento a una sociedad y unas costumbres que en el resto de Europa se consideraban estancadas, pertenecientes a otra época.

Andalucía, la Alhambra y las Alpujarras actuaron como una máquina del tiempo para muchos alemanes, norteamericanos, franceses y británicos que buscaban lo sublime por encima de lo bello, que pretendían distanciarse de su mundo como unos buscadores de sensaciones insaciables, tratando de exprimir la vida al máximo.

Un aspecto de la exposición dedicada a Washington Irving en la Alhambra.
Un aspecto de la exposición dedicada a Washington Irving en la Alhambra.M. ZARZA

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