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Los empleados de las centrales sindicales no se congelarán el sueldo

Sus reivindicaciones salariales se moderan porque la afiliación está descendiendo

Cerca de 500 personas trabajan para alguno de los tres sindicatos mayoritarios en Galicia (UGT, CC OO o CIG). Son empleados comprometidos con el proyecto ideológico de sus respectivas centrales que a la vez tienen sus propias reivindicaciones laborales frente a sus empleadores. Y no siempre les resulta fácil negociarlas. Este año han disfrutado de subidas salariales por encima del IPC, lo cual no significa que tengan unas nóminas para envidiar.

El mejor ejemplo es el de Comisiones Obreras, cuya plantilla obligó a la dirección nacional a digerir, en el verano de 2007, una huelga motivada por una estructura de retribuciones más propia de la Edad Media. "Prácticamente todos teníamos el sueldo base, sin complementos ni antigüedad", recuerda Pedro García Cacho, secretario del comité. Cobraban una media de 900 euros con 15 años de dedicación. Las diferencias salariales con respecto a sus compañeros de otras comunidades autónomas superaban los 4.000 euros anuales. Tras el bochorno al que sometieron a la dirección nacional lograron un convenio a cinco años (que termina el próximo diciembre) donde sus sueldos convergen con los del resto de España. Esas homologaciones les han hecho ganar desde 2007 casi 5.000 euros a los administrativos de ciclo medio y unos 4.100 a los oficiales. Además, cada año sus nóminas se actualizan con la variación del IPC, al que suman un 0,35%.

La calidad de trabajadores y sindicalistas los hace moderarse
"Es difícil sentarse y decirle a un compañero: tú eres la empresa"

En otro plano han conseguido importantes beneficios sociales, como un plus de 200 euros por cada hijo menor de 25 años, anticipos de nómina sin intereses o mantener una jornada media de 35 horas a la semana. "La huelga fue muy traumática porque la mayoría de nosotros también somos afiliados, pero al final llegamos a un acuerdo y hemos avanzado mucho en aspectos sociales". Por regular, el convenio determina hasta la pausa del café (de 20 minutos), o el comportamiento que debe seguir una persona que sea adicta a las drogas.

La plantilla de UGT tiene una ventaja: negocia un convenio para toda España. "Pero no es fácil sentar a tus compañeros y decirles: ahora os ponéis en el papel de la patronal, que el rol sindical ya lo ejercemos nosotros", dice Maite Muñoz, responsable nacional. En sus ocho años en el cargo ha visto cómo su empresa utiliza tácticas propias de cualquier empresario experimentado. En dos comunidades la plantilla se ha segregado para pactar por libre. "No es el camino, así perdemos fuerza", dice.

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En la última negociación consiguieron un convenio que termina en 2011 y que introduce una nueva clasificación profesional. Todas las categorías aumentan su salario un 10% durante los cinco años anteriores. Además, cada ejercicio las nóminas añaden al IPC un 1,75%. Con todo, un técnico superior cobra en UGT 1.795 euros. Los oficiales y los administrativos se llevan al bolsillo entre 965 y 1.029 euros. La estructura nacional soporta una plantilla cercana a los 5.000 trabajadores, de los cuales 3.000 son fijos discontinuos. Tienen ventajas sociales importantes para el cuidado de familiares, lactancia, cambio de domicilio o para disfrutar de días de asuntos propios. El marco laboral también contempla la posibilidad de acogerse a excedencias voluntarias no remuneradas.

La negociación en la Confederación Intersindical Galega (CIG) se aborda de forma distinta. Al menos es lo que sugiere su responsable de personal, Ramiro Oubiña: "Hay un compromiso con el proyecto sindical, colaboramos enormemente con él". ¿Quién se pone en el papel del empresario? "Quien aprueba las reglas es el Consello Confederal, el máximo órgano de CIG". La revisión salarial es automática y está referenciada a la subida media de los convenios colectivos en Galicia (este año rondó el 3,2%). Averiguar mucho más es complicado. Las condiciones laborales de CIG se plasman en un estatuto "de uso interno", que no está publicado.

En relación con próximas reivindicaciones y con la crisis muy crecida, los trabajadores de los sindicatos no se conforman con la congelación de salarios que propone la patronal. Ni siquiera con el 0,3% admitido para los funcionarios por sus propias direcciones, aunque son conscientes de que la afiliación está descendiendo y no va a dar ninguna alegría a sus presupuestos. "En materia retributiva no podemos esperar mucho" dicen en CC OO. Esa cualidad de empleados-sindicalistas les hace moderarse cuando la situación lo requiere.

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