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Reportaje:

La tragedia de un revolucionario

Córdoba acoge una gran retrospectiva del artista constructivista Gustavs Klucis

El 26 de febrero de 1938 el artista revolucionario letón Gustavs Klucis (Koni, 1895) fue fusilado en el campo de tiro de Butovo, en Moscú. Su ejecución fue ordenada por sus antiguos camaradas bolcheviques. Eran los años negros de las purgas de Stalin, que terminaron con decenas de miles de vidas. Y no estaban a salvo ni los artistas comunistas que habían ayudado al triunfo de la Revolución de Octubre y que habían plasmado, en su arte de vanguardia, la utopía comunista.

Klucis era uno de ellos y sus obras eran grandes ejemplos del constructivismo soviético: una nueva manera de ver el arte en la que se primaba la construcción (en tres dimensiones) sobre la composición (dos dimensiones). Muchos de sus dibujos, fotomontaje y carteles pueden verse desde ayer en Córdoba, en la sala Vimcorsa. Gustavs Klucis. En el frente del arte constructivista es una de las primeras muestras retrospectivas del autor en España "y la más importante realizada nunca en Europa", subrayó ayer la comisaria Iveta Derkusova.

Lo mandaron fusilar sus antiguos camaradas bolcheviques
Fue rehabilitado de manera póstuma y sus obras volvieron a exponerse en 1956

Poco antes de su ejecución, la obra de Klucis ya había sido denostada por el régimen estalinista, que prefirió adoptar el estilo del realismo socialista como arte oficial de la URSS. En 1956, una vez muerto Stalin y con el reformista Kruschev a la cabeza del Estado, Klucis fue rehabilitado de manera póstuma y sus obras volvieron a exponerse. En 1964, su viuda, Valentina Kulágina decidió donar una gran colección de obras de su marido al Museo Nacional de Arte de Riga (capital de Letonia). Muchas de las 128 obras que se exponen en Córdoba proceden de este museo, así como de la colección Costakis, de Tesalónica, y del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). La muestra permanecerá en Córdoba hasta el 15 de noviembre. Desde el 26 de ese mes y hasta el 28 de febrero de 2010, podrá visitarse en las salas de Cajasol en Sevilla.

Klucis, que participó activamente en la Revolución de 1917, llegó a formar parte de la guardia de Lenin, usó su arte como herramienta de construcción de la URSS, junto a creadores de la talla de Rodchenko, Mayakovski. Meyerhold o el cineasta Einsestein. Según Iveta Derkusova, la muestra trata de contextualizar la arrolladora creatividad de Klucis en el complejo momento histórico que vivió, contrastando su ambición creadora con los compromisos y servidumbres a los que le obligó su estrecha relación con el poder.

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Klucis, no obstante, era un convencido del papel activo del arte en política. En 1928 fundó el grupo Octubre, en el que también estaba el muralista mexicano Diego Rivera, y en su manifiesto atribuían al artista el papel de "combatiente activo en el frente ideológico de la revolución proletaria". Su principal arma era el arte. Un arte que Klucis denominó "de masas y de propaganda". Pero no sólo se ocupó de los carteles que cantaban las glorias de Marx, Lenin o Stalin, o de los diseños para anunciar los planes quinquenales o ensalzar a los obreros, sino también de elementos efímeros como estantes o tribunas.

Durante los primeros años de la revolución, el constructivismo aparecía como un ejemplo de la creatividad sin límites y de las potencialidades infinitas del nuevo estado comunista. Klucis aspiraba a conciliar la experimentación más audaz en el arte con la aplicación de su trabajo a la vida diaria y colectiva. La impronta de Klucis y el resto de exploradores constructivistas marcó el arte del siglo XX.

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