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Tribuna:La firma invitada | Laboratorio de ideas
Tribuna
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Ilusiones macroprudenciales

La sensación de crisis inminente ha cesado por el momento y se ha iniciado un debate sobre la manera de evitar que se repita el desastre. Se han propuesto varias reformas razonables encaminadas a mejorar la transparencia de instrumentos inventados recientemente y a reducir el peligro en los mercados de productos titulizados. El informe presentado por un grupo nombrado por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y dirigido por Jacques de Larosière, ex director gerente del FMI, detalla todo un programa de medidas de este tipo.

Entre las recomendaciones del Grupo de Larosière estaba la propuesta de crear un sistema de supervisión macroprudencial, y tal vez de regulación, a escala europea. La propuesta recibió el apoyo de Nout Wellinck, quien, como jefe del Comité de Basilea sobre Supervisión Bancaria, también tiene una autoridad formidable en los círculos bancarios internacionales. A finales de mayo, la Comisión Europea ya actuó siguiendo estas recomendaciones y propuso la creación de un Consejo Europeo de Riesgo Sistémico. La obligación de este consejo será identificar los riesgos sistémicos, emitir advertencias de riesgo y recomendar las medidas que deben tomar las autoridades.

La necesidad de otra institución más de supervisión bancaria está lejos de ser evidente
Hay que regular el sistema financiero para reducir su tendencia a generar ciclos de expansión y contracción

Es cierto que los grandes bancos del mundo no entendieron los riesgos que corrían. La única persona de Wall Street de quien podemos afirmar con seguridad que sabía perfectamente lo que hacía es Bernard Madoff. Si de verdad creyéramos que los otros grandes nombres de la banca entendían el sistema en el que se movían, también pensaríamos en ellos como criminales (aunque no fueran responsables legalmente). Dadas las circunstancias, es un impulso muy natural llegar a la conclusión de que hay que vigilar a esta gente para que se nos avise con tiempo suficiente antes de que vuelvan a meterse en líos, y nos metan a todos nosotros.

La idea de que personas más entendidas y capaces de tomar las medidas necesarias para evitar otra crisis supervisen a los banqueros puede parecer plausible en un principio. Pero si reflexionamos sobre ello nos asaltan las dudas, y no sólo por la posibilidad de que haya escasez de gente entendida. La necesidad de otra institución más en este campo está lejos de ser evidente. El Foro de Estabilidad Financiera patrocinado por el Banco de Pagos Internacionales lleva años debatiendo sobre el riesgo sistémico. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra producen periódicamente Informes sobre Estabilidad Financiera. Si repasamos los informes de 2006 y 2007 encontramos discusiones inteligentes sobre los puntos débiles posiblemente peligrosos del sistema financiero, pero ninguna advertencia clara sobre el enorme desastre que estaba a punto de producirse.

¿Podemos esperar que un nuevo Consejo Europeo de Riesgo Sistémico lo haga mejor? La crisis financiera ha enseñado a los economistas, a los banqueros y a los políticos algunas duras lecciones. Pero la próxima crisis no será simplemente una repetición de ésta y lo cierto es que en la actualidad el análisis macroprudencial está lejos de ser una ciencia. Es más, el consejo será un organismo bastante inmanejable. Estará regido por el presidente del Banco Central Europeo y tendrá representantes permanentes de cada uno de los países de la Unión Monetaria Europea, además de unos cuantos miembros procedentes de los demás países de la Unión Europea que se turnarán. Como era predecible (y hasta cierto punto comprensible), Reino Unido ya ha puesto objeciones a la composición del consejo propuesta por considerar que va en contra de los intereses de los países que no se han sumado al euro. No es probable que el consejo sea una fuente de recomendaciones políticas unánimes, sólidas y oportunas.

Más vale que nos quede claro que la idea de garantizar la estabilidad financiera mediante la creación de un sistema de alarma temprana que genere medidas políticas eficaces tiene numerosos fallos. Las burbujas financieras plantean dilemas difíciles respecto a la política a seguir. No es posible establecer objetivamente durante las primeras fases de una burbuja que ésta plantea riesgos sistémicos graves. En consecuencia, no se puede alcanzar ningún acuerdo sobre medidas políticas cuando todavía es posible desinflar suavemente la burbuja. Una vez que se reconoce que es peligrosa, cualquier medida política podría hacerla estallar, y nadie quiere ser responsable de la crisis. Por esta razón el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan adoptó la postura (en un momento dado compartida por el actual presidente, Ben Bernanke) de que no debía hacerse nada respecto a las posibles burbujas. Si llegaban a producirse, se podría limpiar el desastre después, como hizo la Reserva de Greenspan con bastante éxito tras la crisis de las punto.com. No es necesario decir que ésta ya no se considera una postura defendible.

No es probable que el Consejo de Riesgo Sistémico haga mucho bien. Y es posible que tampoco haga mucho mal a menos que los políticos responsables y los ciudadanos en general lleguen a creer que esta creación ha reducido realmente el peligro de que se produzcan futuras calamidades. En estos momentos, no se ha hecho prácticamente nada en esta dirección.

Si el actuar en respuesta a advertencias tempranas de un aumento del riesgo sistémico no es un método de estabilización viable, ¿qué podemos hacer? La respuesta es que hay que regular el sistema financiero de forma que se reduzca su tendencia a generar ciclos de expansión y contracción. Dos temas tienen prioridad. Uno es la forma de reducir el nivel general de apalancamiento en el sistema y reducir la amplitud cíclica de los movimientos de apalancamiento. El otro es qué hacer con las grandes instituciones financieras, complejas y altamente conectadas, que son demasiado enormes para quebrar. Estos temas no se han abordado en ninguno de los dos lados del Atlántico. -

Axel Leijonhufvud es catedrático emérito de la Universidad de California en Los Ángeles y catedrático de la Universidad de Trento. © Eurointelligence. Traducción de News Clips.

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