"Gana porque es el mejor"

Sorprendentemente, el tenis es un deporte con el imaginario unido a la muerte. Camino del Abierto de Estados Unidos, todos los debutantes se sienten impresionados por la visión del cementerio de Queen's, una sucesión infinita de lápidas que apesadumbran el viaje hasta el torneo. En Wimbledon se formó este año un escándalo porque se aparcaba sobre el camposanto de una iglesia por 30 euros al día. Y en ese mismo torneo los mejores siempre temieron una pista, la número dos, deudora de un apodo tremendo tras reclamar una ristra de derrotados ilustres: El cementerio de los campeones.

Ahí, según todas las previsiones, debía estar enterrado Roger Federer. Ahí debía estar el suizo, un hombre que parecía hundido, sin ganar un masters en 2008, con tres finales grandes seguidas perdidas contra Rafael Nadal desde junio de ese año... Y que de repente vuelve a ser el número uno, el hombre con más títulos del Grand Slam en la historia (15), ése que ha ganado este año Roland Garros y Wimbledon y que en la madrugada del jueves se clasificó para tercera ronda venciendo al alemán Greul (6-3, 7-5 y 7-5). ¿Es Federer ahora un tenista diferente?

"Le daban por acabado y fue finalista en Australia y campeón en Madrid", dice el balear

"¿Si es distinto? Para mí, sí... Le han ayudado los factores", le cuenta a este diario Rafael Nadal. "Le puede haber ayudado cómo llegamos tanto Djokovic como yo al momento importante [en París]. A Djokovic le dolió la derrota en Madrid [en semifinales contra Nadal]. Yo, a Roland Garros, llegué pésimo. ¿Que si lo ha tenido un pelín menos difícil? Puede ser, pero a lo mejor hubiera ganado habiendo estado nosotros. Cuando uno gana, la confianza está arriba. Él gana porque es el mejor. Y no olvidemos que, cuando según la prensa estaba acabado, había hecho final en Australia o campeón de Madrid".

"Ya, pero las sensaciones que transmitía...", le interrumpen.

"En eso estamos más de acuerdo todos, pero cuando estás tantas veces cerca de la victoria, en cuanto la suerte te acompañe, si juegas contra los que te dan problemas vuelves a ganar", dice Nadal. "Que quede claro que si Djokovic o yo no estábamos ahí es porque no debíamos estarlo, por lesión o por jugar mal. Es parte del juego".

Antes de que Safina, la número uno, volviera a coquetear con la derrota -ganó 6-7, 6-2 y 6-3 a Barrois-; antes de que Ana Ivanovic anunciara su retirada temporal a los 21 años; y antes de que Fernando Verdasco llegara a tercera ronda (venció 6-3, 6-0 y 6-3 a Serra), una estadística dijo que las rodillas de Nadal explican la explosión de Federer, que hay una conexión. En 2009, antes de que el español se lesionara, el suizo no ganó ni un título y perdió el 18% de sus partidos. Luego, ganó tres torneos y sólo cayó en uno. "Yendo más allá", dice Martínez Cascales, técnico de Ferrero, "el punto de inflexión fue cuando ganó el torneo de Madrid a Nadal".

Federer, que jugará en tercera ronda con Hewitt -Nadal lo hará en segunda contra Kiefer- se marchó ese día a toda prisa. Su avión privado no podía esperar más en Torrejón. Ésa fue la excusa. Quizás, sin embargo, había otro motivo: el número uno era ya el gran objetivo.

Segunda ronda. Hombres: T. Haas (Ale.) a R. Kendick (EE UU), 6-4, 6-4 y 7-6. Mujeres: M. Oudin (EE UU) a E. Dementieva (Rus.), 5-7, 6-4 y 6-3.

Nadal debuta sin problemas