_
_
_
_
Crónica:Vuelta 2009 | Segunda etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Unos vuelan, otros caen

El alemán Ciolek gana, Andy Schleck cede 30 segundos y Samuel y Vinokúrov, 18

El consejero de Turismo de la Junta de Andalucía se paseaba por Assen soñando con más turistas holandeses para su tierra. Una oportunidad de negocio sostenida por la presencia de la Vuelta en este país y de su equipo, el Andalucía CajaSur, cabalgando por las llanuras de los Países Bajos. Sus ciclistas también soñarán con Holanda tras los sobresaltos sufridos entre las localidades de Assen y Emmen. Y no lo recordarán con gusto. Las caídas y las averías les machacaron. El campeón de la mala suerte fue El Gordo Manuel Ortega, tan feliz el hombre después de haber ganado en mayo su primera carrera como profesional, en Portugal, en la Vuelta Paredes. Dos veces dio con el costillar en el asfalto. Una vez se fue al suelo José Ruiz tras romper el manillar y otra Javier Ramírez, que sufrió un enganchón con otro ciclista.

Los ciclistas hasta tropezaron con un coche aparcado en el césped
A tres kilómetros de la meta, el pelotón iba a 60 por hora

La única fortuna que le acompañó al Gordo fue que su segunda caída le evitó caer en la montonera que unos kilómetros más adelante se formó a cola del pelotón tras tropezar los ciclistas con un coche aparcado en el césped. La imagen tenía un punto cómico con el coche con el capó como una garganta que quería tragarse a los ciclistas. Uno voló por encima, muchos cayeron. Rubiera y David López también habían caído antes. Tanto infortunio quiso que ningún ciclista del Andalucía figurase en el primer grupo del pelotón. Ninguno entre 90. Bastante tuvieron con llegar sanos y salvos a la meta, donde el jovencito alemán Ciolek (22 años) sorprendió a las figuras con un sprint largo. Varios candidatos se hicieron otras heridas: el corte del pelotón dejó a 18 segundos a Samuel Sánchez, Vinokurov y Frank Schleck. Su hermano Andy lo tuvo peor y cedió 30 segundos.

Era la tónica del día. Un pelotón enorme que volaba en el tramo final conducido por los chicarrones del Garmin, del Columbia, del Bouygues, ansiosos por el primer sprint de la Vuelta. Volaba entre bosques y rotondas (a 60 kilómetros por hora a tres kilómetros de la meta) y en la cola apenas daba tiempo para levantar la cabeza del manillar. Hasta campo a través hizo la mitad del pelotón en una rotonda tras darse de bruces con el trazado equivocado. Esa vez, sin embargo, ¡oh, casualidad!, nadie se cayó. Nervios y miedo a 60 por hora es una combinación provocativa. Demasiados candidatos al triunfo, como revolucionarios liberados al fin de la dictadura del ausente Cavendish, en busca del poder. La democracia del sprint premió a Ciolek, que ya fue tercero en el Tour este año. En la sala de prensa, tras su victoria, sentadito y sin mover un músculo, parecía una adolescente sometido a un examen oral. No estaba en la lista, pero dio el sorpasso. Los gallos, Boonen, Bennati, Freire o Farran, quedaron por detrás, sin bonificación, facilitando el liderato de Cancellara.

Antes, cinco ciclistas habían protagonizado la primera fuga, entre ellos Francisco José Martínez, El Cata, que cedió tras el pavés, como fueron cayendo uno tras otro cuando los garmin metieron la quinta, la sexta, la séptima marcha y engulleron kilómetros como si alguien les persiguiera. Era difícil resguardarse: delante. Había que correr como diablos. Detrás, las caídas amenazaban las costillas. En el centro, nadie conocía a nadie. Y así cada cual fue lamiendo sus heridas, sus rasguños o sus segundos perdidos. Ciolek, modosito de la sala de prensa, lamió la miel. La hiel ya se la había comido en dos bocados El Gordo Ortega.

En una etapa casi llana, el pelotón rodará 26,5 kilómetros por carreteras alemanas antes de llegar a Venlo (Holanda). Los cinco pasos a nivel que deben cruzar los ciclistas podrían marcar una etapa favorable a los sprinters.

Unos aficionados españoles contemplan el paso de los corredores.
Unos aficionados españoles contemplan el paso de los corredores.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_