Deliciosa miniatura
Blancas: B. Fleissig (Austria).
Negras: C. Schlechter (Austria).
Apertura Orangután (A00). Viena, 10-8-1893.
Para ilustrar el título de la columna de ayer ("El fino caballero Schlechter") conviene explicar que el gran maestro austriaco solía ofrecer tablas a los rivales que afirmaban no sentirse bien. O descontaba de su reloj un tiempo equivalente al retraso de su adversario. O entrenaba a sus oponentes, como hizo con Duras. Pero toda esa cortesía no le impidió ser el primero en cuestionar la superioridad de Emanuel Lasker tras 16 años consecutivos de reinado de éste, ya que empató con él (5-5) un duelo de máxima emoción en 1910. No está muy claro si las normas obligaban a Schlechter a ganar por dos puntos de diferencia para destronar al alemán. Pero sí se sabe que dominaba por 5-4 antes de la última partida, en la que omitió una clara victoria y después el empate. Para entonces, Schlechter había dado grandes muestras de su gran fuerza, ganando una docena de torneos, y produciendo pequeñas maravillas, como este castigo de una mala apertura: 1 b4 e6 2 Ab2 Cf6 3 a3 c5 4 b5?! d5 5 d4? Da5+ 6 Cc3 Ce4 7 Dd3 c - d4 8 D - d4 Ac5! 9 D - g7 A - f2+ 10 Rd1 d4!! (un sacrificio tan bello como profundo para dar la máxima potencia al ataque) 11 D - h8+ Re7 12 D - c8 d - c3 13 Ac1 D - b5 (amenaza mate en d5) 14 Af4 (nada sustancial cambiaría, con respecto a la partida, tras 14 Ah6 Cd7) 14... Cd7! (hay varias maneras de ganar, pero ésta es la más coherente: Schlechter desvía a la dama blanca de la defensa de c3) 15 D - a8 Dd5+ 16 Rc1 Ae3+! 17 A - e3 (diagrama) (ahora sólo hay una manera de ganar) 17... Cf2!! 18 A - f2 Dd2+, y Fleissig se rindió para evitar el mate. Correspondencia: ajedrez@elpais.es
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