Phelps logra el récord que le faltaba
El mejor nadador de la historia bate la marca mundial de 100 mariposa, que se le resistía
Michael Phelps ya tiene otro anillo. Ayer batió en los 100 metros mariposa de los Campeonatos de Estados Unidos uno de los récords mundiales que se le resistían. Con 50,22s pulverizó los 50,40s que mantenía su compatriota Ian Crocker desde el 30 de julio de 2005. Hace apenas un mes, en Montreal, Phelps lo rozó ya con 50,48s y quedó a dos centésimas del europeo del español Rafa Muñoz (50,46s). Fue el anuncio de que había vuelto a ajustar su enorme maquinaria. Para hoy, parece anunciarse otra bomba en los 100 libre, aunque sea la prueba más complicada para él.
Como Aaron Peirsol en los 100 espalda el día antes, el segundo largo de Phelps ayer fue asombroso y decisivo. Viró los primeros 50 metros sólo en 23,83s, a 32 centésimas del paso de Crocker en su récord. En los segundos fue un huracán, con 26,39s, en un alarde de potencia y resistencia. Dejó a Tyler McGill a casi un segundo, 0,84s, y a Peirsol a 1,08s. Con todo, la tercera jornada de los trials no sólo fue de Phelps. El mejor nadador de la historia compartió protagonismo con la supermamá. Dara Torres, a sus 42 años, 18 más que la estrella de Baltimore, ganó los 50 libre con 24,43s y logró plaza para los Mundiales de Roma. Una más.
Torres dijo tras los Juegos de Pekín que lo dejaba. Pero tratándose de ella ya difícil de creer. Tres medallas de plata más no le bastaron y volvió a la gran competición. En mayo batió con 25,72s el viejo récord nacional de Jenny Thompson en 50 mariposa y lo sumó a los 24,07s logrados en libre en la capital china, donde perdió el oro por centésimas.
Sus hazañas no tienen techo. Si no le bastaban los 42 años, cumplidos en abril, ha competido con una rodilla maltrecha, artrósica, que deberá operarse después de los Mundiales de Roma. Por eso no nadará los 100 libre, al no poder apoyar bien la pierna en el viraje. Tampoco habría podido nadar los 50 en piscina corta de 25 metros. Pero está claro: es una velocista alta (1,83 metros) en talla y con altura de miras, las máximas, olímpicas y mundiales.
Ninguna de las nadadoras que se tiraron ayer a la piscina con Dara había nacido cuando ella compitió por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Fue en Los Ángeles, en 1984 y allí ganó su primera medalla de oro con el relevo de 4 x 100 libre. Luego vendrían otras tres doradas y ocho más, mitad de plata, mitad de bronce, en cuatro ediciones. Su hazaña, retirarse y volver a la cumbre sólo está al alcance de una atleta excepcional de mente y cuerpo como ella. Con permiso de Phelps.
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