Cebrián critica la falta de unidad en la respuesta europea ante la crisis
El consejero delegado de PRISA cree que ha fallado más la política que el mercado
La actual es una crisis sistémica, que marca un punto de inflexión en la historia de la Humanidad. Se abre una etapa marcada por la emergencia de China como futura primera economía mundial y el desplazamiento hacia Asia de muchos centros de poder político, económico y científico desde la vieja Europa. Una Europa que se debilita, incapaz de dar una respuesta coordinada a la crisis. Así lo expuso ayer el consejero delegado de PRISA (grupo editor de EL PAÍS), Juan Luis Cebrián, en su conferencia Crisis global, soluciones globales, organizada por el Instituto de Censores Jurados de Cuentas.
"En Europa, son los gobiernos nacionales los que procuran, con soluciones nacionales, conjurar la crisis global mientras el poder internacional se desvanece y licua", lamentó.
La tesis de Cebrián es que la crisis actual es resultado más de un "fallo de la política" que el reflejo de un "fallo de mercado". En su opinión, el cambio de paradigma al que asistimos "está caracterizado por las deficiencias de los estados-nación a la hora de controlar y regular una economía globalizada". Por ello, "la necesidad de impulsar los organismos internacionales y multilaterales, para conjurar la situación, es absoluta".
Oídos sordos
Pero mientras el presidente Obama ha comprendido el mensaje y se ha embarcado en un proceso de diálogo y distensión internacional, "Europa hace oídos sordos a los reiterados avisos en el sentido de que desde su debilitamiento institucional, constatable a raíz de la ampliación a 27, su capacidad de hacer frente a los problemas de un mundo globalizado no hace sino disminuir".
En el turno de preguntas, aseguró que crisis como la financiera o la del automóvil "están recibiendo soluciones nacionales, cuando son un problema europeo, no un problema de cada Estado miembro de la UE". En el fondo, subyace un desafío institucional que Europa no ha solucionado. "Es extraño que el Banco Central Europeo esté inyectando miles de millones de euros sin ningún control parlamentario. Ese ensueño de la autonomía del BCE cuando hay cuatro millones de parados en España... La política monetaria afecta claramente al desempleo, y los partidos políticos deberían tener algo que decir sobre las decisiones del eurobanco", dijo.
El consejero delegado de PRISA trazó un paralelismo de la crisis actual con la Larga Depresión, que arrancó en 1873 en EE UU. El Pánico de 1873, que se contagió con violencia a Europa, acabó marcando el comienzo del declive del imperio británico y el inicio de la hegemonía de la economía americana, expuso Cebrián.
En el diagnóstico actual hay una burbuja inmobiliaria y, en general, una inflación de activos; hay nuevos actores principales en la economía (China, India, Brasil y Rusia) y hay un uso creciente de nuevas tecnologías que, en el ámbito financiero, "han permitido un apalancamiento de las empresas y familias como nunca antes podía imaginarse", explicó.
Cebrián criticó tanto las "medidas cortoplacistas y benevolentes" como las "divergencias de criterio y disparidad de soluciones". También hizo alusión a algunas de las consecuencias de la crisis, como el aumento imparable de los déficit públicos que pueden dar lugar a más impuestos y más inflación. En esto se alineó con quienes, como Paul Krugman y Keneth Rogoff, creen que "cuando el fantasma de la deflación se cierne sobre nosotros, no hay que temer a la inflación" o que "una tasa razonable de inflación es una de las formas de ajustar el valor de las deudas al de los activos". En todo caso, esos déficit han sido necesarios para atajar el aumento galopante del desempleo. "La mejor política social es la que trata de evitar la destrucción de empleo, aun si eso demanda sacrificios no pequeños por parte de trabajadores y empresarios", subrayó.
Cebrián pide coordinación internacional contra la crisis, una mejor regulación y una autoridad competente capaz de hacer cumplir las normas. "En los mercados globales, esa autoridad tiene que ser global", por lo que reclamó la reforma del FMI, el Banco Mundial y la OMC, entre otras.
El académico hiló su discurso con un análisis de las elecciones europeas: "Éste va a ser ahora el reinado de la derecha, convertida, eso sí, desde el liberalismo casi salvaje al neokeynesianismo que proteja sus patrimonios".
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