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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Murray, el hombre de moda

El escocés gana a Djokovic la final de Miami y se confirma como gran rival de Nadal

Andy Murray, número cuatro mundial, ganó el torneo de Miami con la precisión de un buen cirujano. Derrotó por 6-2 y 7-5 en la final al serbio Novak Djokovic, número tres, tras arrasarle en el primer set y domar su recuperación en el segundo. Sumó así su tercer título del curso tras los de Qatar y Rotterdam, y confirmó no sólo que es el jugador del momento, sino el primer enemigo para Rafa Nadal en la cumbre del tenis mundial.

Ya desde el principio todo favorecía a Murray, vencedor en los dos últimos enfrentamientos con Djokovic, hasta recortarle su ventaja particular a 4-2. También el calor. De nuevo sobre los 30 grados, aunque esta vez menos viento para refrescar. Todo un peligro para las pájaras del serbio. El escocés, en cambio, se aplicó pronto.

Machacó el revés del serbio y dispuso ya de tres bolas de break en el primer juego. Aprovechó la segunda. Murray todo lo hace fácil. Falla menos que nadie, no se acelera salvo para devolver bolas imposibles para la mayoría, y con una precisión también de buen relojero decide con un saque sólido lo que no puede resolver con paciencia abriendo ángulos en los peloteos. Simplemente espera el error.

Así quitó también el segundo saque a Djokovic, que vivía una demolición. ¿Qué hacer? Forzar los golpes, pero en ese momento sólo con un mejor saque salvó su tercer servicio. El 4-1 era elocuente y el 5-1, un modelo: Djokovic cogió una dejada y Murray le obligó inmediatamente a dar una caña con el saque; le movió de lado a lado hasta machacar en la red; le pasó con un revés cruzado extraordinario y le dejó clavado con otro obús en el servicio. En poco más de media hora daba la sensación de que sólo un milagro cambiaría el rumbo del partido.

Murray, además, jugaba en casa. Su segunda casa. Al final del año pasado se compró un apartamento en el corredor de Brickell Avenue, desde el que ve, apenas a dos kilómetros, el estadio de Crandon Park. Incluso ha preferido alojarse allí. Antes del principio de la temporada por Australia se entrenó tres semanas de diciembre en las instalaciones de la Universidad de Miami. El clima siempre atrae y además es amigo del venezolano Daniel Vallverdú, al que conoció de júnior en España.

En medio del desierto, con el triple de errores, Djokovic sacó sus mejores golpes a las esquinas en el segundo set. Al fin. Y le sirvió. Se puso 2-1, pese a su cuarta doble falta y la presión llevó a Murray a fallar. Tuvo que cambiar de raqueta con tres bolas de break en el cuarto juego, pero no evitó el peligro y Djokovic le volvió a quitar el servicio. El serbio pareció recuperar su orgullo y fue entonces a él a quien le empezó a salir todo. Pero Murray era el hombre del torneo. Resistió en las cuerdas y resurgió detalle a detalle, punto a punto. En el momento clave. Le quitó el servicio a Djokovic en el noveno juego, cuando el serbio sacaba con 5-3 para ganar el set. Después igualó. Djokovic empezó a tambalearse otra vez, y Murray, un auténtico depredador cuando la pieza está a tiro, no lo desaprovechó. Es su triunfo 26 de la temporada frente a dos derrotas. Le esperan la tierra y cualquier cima.

Murray celebra su triunfo en Miami.
Murray celebra su triunfo en Miami.REUTERS

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