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Vuelco electoral | Los planes del presidente electo

Los afines a Feijóo piden una gestora para dirigir el partido en Ourense

Baltar afirma ahora que pretende continuar "dos o tres años" más

El PP orensano se aferra a la victoria electoral para empezar a vivir sin Baltar. El presidente provincial, de 68 años, lleva dos décadas al frente del partido y de la Diputación y cinco anunciando sus ganas de jubilarse. Siempre con una condición: un claro triunfo electoral que en los últimos tiempos no llegaba.

La noche del 1-M José Luis Baltar reiteró su compromiso. En contestación a preguntas de los periodistas aseguró que ponía el cargo a disposición del presidente regional para emprender "una renovación sin traumas". Pero los urbanitas tienen prisa.Baltar (miembro fundador de Centristas de Galicia) ha sido siempre para el sector procedente de Alianza Popular un foráneo en el partido al que llenó de votos, sobre todo del rural, pero también de imposiciones y cadáveres. Sus enfrentamientos con el ex alcalde de Ourense Manuel Cabezas fueron sonados y no cejaron hasta que consiguió que éste dejara la alcaldía, aunque fuera a costa de entregarla al bipartito.

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Sus malas relaciones con los afines a Feijóo, su empeño en situar a su hijo, José Manuel Baltar Blanco, en la primera línea y sus desmanes con la dirección del PP le han dejado un reguero de enemigos en su propia casa. Ahora exigen su cabeza.

El sector de Feijóo en la provincia ha comenzado a presionar al líder regional para que acelere "en lo posible" la sustitución del presidente orensano. El PP tiene pendiente su congreso en la provincia, que habría de celebrarse antes de fin de año, y los urbanitas temen que pueda interferir en la agenda institucional de Feijóo.

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Ante esa eventualidad, y sobre todo ante el riesgo de que se prolongue el mandato de Baltar, proponen posponer el congreso y han empezado a reclamar la creación de una gestora de transición. "Es una fórmula suave para preparar a las bases para el congreso ya que habrá al menos tres personas que se postulen para la presidencia", comentan fuentes de este sector.

A la fórmula de la transición suave se añade, además, el recelo a una posible marcha atrás de Baltar en su decisión de abandonar. Ya anunció más veces la renuncia y no la consumó. Las declaraciones del presidente publicadas ayer en Faro de Vigo hicieron saltar las alarmas. Anunciaba que no dejará la presidencia del partido hasta "dentro de dos o tres años, tras asegurar el relevo". Los populares afines a Feijóo insisten en que Baltar "no tiene nada que asegurar; decide el partido". Dan por hecho que se postularán, además de José Manuel Baltar Blanco, otros tres militantes destacados: el diputado en Cortes Celso Delgado, el ex alcalde Manuel Cabezas y el parlamentario autonómico electo y portavoz en el Ayuntamiento, Enrique Nóvoa.

Los dos primeros representan al sector opuesto a Baltar. El ex alcalde Nóvoa, a quien parecía que Baltar había ganado cuando lo nombró vicepresidente de la Diputación, se ha destapado como un hombre de partido y ha cerrado filas en torno al presidente regional. Una cintura política que le ha permitido no despertar el recelo de ninguno de los dos sectores del partido.

Pocos apuestan ahora por el respaldo que pueda conseguir José Manuel Baltar Blanco en el congreso. "Aún en el caso de que lo ganara ,los apoyos le durarían poco", comenta un destacado militante de la ciudad, convencido de que el grueso de alcaldes que controla Baltar más pronto que tarde van a entregarse al nuevo presidente de la Xunta. "Que la militancia decida" en el congreso, sostienen los urbanitas, convencidos de que el fortalecido liderazgo de Feijóo supone el fin del baltarismo.

Lo que sí aceptan los críticos al presidente provincial es que permanezca en la Diputación hasta "un año antes de las municipales". Para entonces, el partido espera haber fogueado al sucesor que marcará el futuro del nuevo PP sin Baltar.

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