El año que Jiménez ayudó a Caparrós
Los técnicos del Athletic y el Sevilla coincidieron en 1999 como primero y segundo del Villarreal hasta que les echaron tras la séptima jornada
San Mamés acogerá esta noche a dos entrenadores, a dos amigos, que se conocen como la palma de la mano. En lo personal y lo profesional. Joaquín Caparrós observará el partido desde el banquillo del Athletic. Manolo Jiménez lo hará desde el del Sevilla. Pero diez años atrás, al inicio de la temporada 1999-2000, ambos disfrutaron de los partidos del Villarreal sentados en el mismo. El club castellonense, recién descendido a Segunda, quería volver a la máxima categoría y encomendó la tarea a Caparrós, quien se llevó de segundo a Jiménez. La aventura fue breve. Tan sólo siete jornadas, marcadas por los malos resultados. José Manuel Llaneza, consejero delegado del club, explica que en aquel momento el Villarreal vivía una época difícil: "Probablemente no tuvimos paciencia con ellos".
"Jiménez sabe cómo funciona Caparrós, pero no al revés", opina Javi Sanchis
"No entraron con buen pie. Y tampoco se les dejó trabajar con tiempo", comenta Jorge López, actual centrocampista del Zaragoza. "Tuvieron muy mala suerte", recuerda Moisés, delantero del Nàstic; "con ellos, las primeras jornadas no fueron buenas. Pero luego Paquito [se hizo cargo del equipo tras la destitución de Caparrós] se aprovechó de lo que se había hecho con ellos".
Varios jugadores que estuvieron a sus órdenes en el Villarreal coinciden en destacar la buena relación entre Caparrós y Jiménez y la similitud de sus caracteres: temperamentales, ganadores e impetuosos. De ahí que Moisés tenga claro hacia dónde apuntaba Jiménez: "Manolo ejercía de una mezcla de segundo entrenador y preparador físico. Le sirvió de mucho, pero ya se veía que no quería ser segundo. Quería ser primero". "Era una manera de empezar, aunque ya se le notaba que veía bien el fútbol", explica López, que resalta el trato cercano que el hoy técnico sevillista dedicaba a los más jóvenes.
Javi Sanchis, futbolista ya retirado, también convivió con los dos entrenadores en el Villarreal. Piensa que aquella singladura, aunque corta, fue toda una escuela para Jiménez. "Hacía poco que había dejado el fútbol y estaba tranquilo como segundo. Estar al lado de Caparrós le vino muy bien para aprender", afirma.
Tras su paso por Vila-real, el futuro de los dos técnicos sevillanos siguió unido al año siguiente. Los dos recalaron en el Sevilla. El de Utrera, Caparrós, en el primer equipo mientras que el de Arahal, Jiménez, tomaba las riendas del filial. "No cabe duda de que aquella experiencia le fue muy útil", continúa Moisés; "a partir de entonces, Jiménez ha ido aplicando a su estilo la etapa de Caparrós y la de Juande Ramos". Hasta crear su propio ideario. "Jiménez sabe cómo funciona Caparrós. Pero Caparrós, pese a ser su maestro, no acaba de saber cómo funciona Jiménez dentro de un vestuario", matiza Sanchis.
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