_
_
_
_
Reportaje:EL ESPECTADOR | Elecciones 1-M

Que din os rumorosos?

Cerrando el ciclo de los compromisos y haciendo un hueco entre los apasionantes debates sobre tramas, cacerías y circos mediáticos sobre asesinatos, Alberto Núñez Feijóo cerró ayer las entrevistas de Los desayunos de TVE. Logró colarle alguna bola a la entrevistadora ("en Galicia siempre ha habido menos paro que en España" o "el sector lácteo está ahora muy afectado por la crisis" -cuando se subvencionaba el cierre de las explotaciones parece que no-, pero como ciudadano y como periodista me di con un canto en los dientes.

Al candidato para Galicia que se presenta circunstancialmente por el PP le lograron hacer después de casi una semana de campaña la pregunta sobre la trama de corrupción que se cierne sobre su partido en Madrid y Valencia. Otra cosa es que, con su envidiable habilidad de cintura, respondiera. Lo hizo con otra bola y una desgraciada verdad: "Quienes están aquí investigados son varios altos cargos de la Xunta por delitos ecológicos y contratos públicos" (el mismo día en que este periódico desvelaba ilegalidades en las contrataciones del Xacobeo en 2004 y 2005) y "lo que pase en Madrid no va a influir en Galicia".

La mayoría de los candidatos no dan opción a que los periodistas les pregunten

Porque quizás ustedes se pregunten cuál es el papel de los medios de comunicación en unas elecciones. Yo también, incluso he llegado a alguna conclusión después de varios años de campañear, pero no se las pienso contar por una cuestión de aprecio. A ustedes y a mis colegas. Quien siga inocentemente las campañas a través de los medios posiblemente cree que son los periodistas quienes dan la información. En realidad, lo que ven en televisión son las imágenes que proporcionan los partidos (que, en ocasiones, prohíben que los redactores gráficos graben por su cuenta), y el profesional es el que escoge los fragmentos que considera interesantes. En los medios públicos, ajustándose además milimétricamente a unos tiempos determinados por una junta electoral que quizás tenga idea de política, pero ninguna de información. "Entre la junta electoral, que se atribuye decisiones que competen estrictamente al ámbito profesional del periodismo, y los directores de las diferentes candidaturas partidarias, que se atribuyen derechos que pertenecen a la ciudadanía en su conjunto, imponen un modelo de cobertura política sin garantías", decía el otro día el profesor de periodistas Luis Álvarez Pousa en los periódicos del grupo La Capital.

No sólo pasa con las televisiones, ese objeto de deseo electoral. Cuando María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, dijo que "ningún gallego va a morir sin prestación como ocurre en estos momentos", a mí, por ejemplo, me hubiese gustado preguntarle por qué eso pasa ahora, y no cuando la Xunta de su partido dedicaba la quinta parte de los presupuestos actuales a servicios sociales. Si no lo hice no es porque siga la campaña desde casa. Es que la mayoría de los candidatos no da ninguna opción a ningún periodista a que se les pregunte, ni siquiera sobre lo que han dicho en el estrado. "La democracia gallega, a veces, duerme. Touriño no admite preguntas si no están en el guión. Feijóo recurrió a la misma treta cuando saltó el escándalo de Carrera con el pago procedente de las islas Caimán", recordaba Xabier R. Blanco en Xornal de Galicia.

En otros, la información electoral va por un lado y la información para que los electores saquen conclusiones en otro, en casos extremos sin que el presunto autor de la noticia quiera refrendarla con su firma. José María Villot citaba hace días en El Ideal Gallego a Manuel Rivas: "Gran parte del periodismo actúa como máquina de ocultación". Como dijo a comienzos del pasado siglo Paul Valéry, "la política fue en principio el arte de impedir a la gente meterse en lo que le importaba. En una época posterior se le agregó el arte de comprometer a la gente a decidir sobre lo que no entiende", es decir, sobre lo que no conviene que entienda.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

HACE CUATRO AÑOS

- Séptimo día de campaña: jueves 9 de junio de 2005.

- Manuel Fraga candidato del PP a la presidencia de la Xunta. "Yo respondo de la unidad del partido y cuando corresponda, de preparar prudentemente la sucesión, que se acordará en un congreso democrático".

- Emilio Pérez Touriño (PSdeG) de los jóvenes y sobre Fraga. "Él no quiere verles votar, les tiene miedo. Tienen que movilizarse para votar a quien defiende sus valores de paz y solidaridad".

- Alberto Núñez Feijóo (PP) sobre la agenda de Fraga: "Es excesiva y así se lo decimos siempre". Feijóo aseguró que a él mismo le cuesta mucho seguir el paso del presidente de la Xunta, "que quiere ganar todos los días y no perder un minuto".

- Anxo Quintana (BNG). "De lo que tiene miedo Fraga es de que yo acabe con el caciquismo y haga lo mismo con Galicia de lo que hicimos en Allariz o Pontevedra".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_