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El 'asesino de la discoteca': "No me dejaron entrar por mi indumentaria"

Declaración ante el juez del acusado del doble crimen en un local de Madrid

Carlos Monje, el español detenido por matar a tiros al portero y al relaciones públicas de la céntrica discoteca madrileña Heaven, ha declarado al juez que no pertenece a "ninguna banda" mafiosa y que el origen del tiroteo fue la negativa del portero a dejarle entrar. Según su declaración, el portero -al que no conocía "de nada"- le prohibió el paso por su "inadecuada indumentaria".

Monje, de 36 años, fue conducido el miércoles por la policía ante el juzgado de guardia en Madrid -ese día, el número 48-. El juez decretó contra él prisión incondicional. Le acusa de los homicidios del portero de Heaven, Catalin Stefan Craziun, alias Cata, rumano de 31 años; y del relaciones públicas del mismo local Alejandro Muñoz Rojas-Marcos, de 24 años.

"Encontré la pistola en el suelo. La cogí para defenderme y salí corriendo"

Monje tendrá que volver de nuevo a los juzgados el día 23 para declarar ante el juez Santiago Torres -instructor del caso Guateque de corrupción en la concesión de licencias en el Ayuntamiento de Madrid- que es el que estaba de guardia el día del tiroteo. El asesinato del portero ocurrió hacia las tres de madrugada del lunes. Otras dos personas resultaron heridas en el tiroteo.

La declaración que ya ha prestado Monje choca abiertamente con la tesis policial, que apunta a que Monje mató a esas dos personas en un ajuste de cuentas entre bandas mafiosas por el control de las porterías de locales de ocio de Madrid. Monje, que ya está en prisión, es un viejo conocido de la policía: tiene antecedentes por tenencia ilícita de armas, amenazas, coacciones, lesiones y robo con fuerza.

Su declaración ante el juez "fue muy escueta" y no exenta de lagunas y contradicciones, según fuentes de la investigación. Lo primero que soltó al juez fue que no pertenece "a ningún clan mafioso" y que "no conocía de nada" a ninguna de las dos víctimas. "Quería entrar y el portero no me dejó porque decía que mi indumentaria no era la adecuada", declaró al juez. Según él, al ver que no le dejaban entrar protestó y la respuesta del portero y otros empleados fue darle una paliza: "Me tiraron al suelo y comenzaron a golpearme".

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Monje negó que él portase una pistola cuando intentó entrar en el local. La que utilizó, enfatizó, "no era mía". Siempre según su versión, el arma se le debió de caer a alguna de las personas que le estaban pegando cuando él estaba en el suelo.

"Encontré la pistola en el suelo. La cogí para defenderme y salí corriendo, y ellos detrás de mí, disparándome", declaró. Y añadió: "Mientras corría, para defenderme, empecé a disparar con la pistola hacia atrás, pero sin ver a nadie, pues venían detrás de mí". Monje sostiene que no vio si alcanzó a alguien con sus disparos, ya que le habían dado una paliza y lo que quería es salir de allí.

Fuentes de las pesquisas y testigos de los hechos apuntan a una versión diferente. Tras ser agredido (sufrió rotura del tabique nasal, entre otras heridas), Monje, sangrando, regresó a su vehículo, estacionado cerca de la discoteca, cogió de su interior una pistola Glock, del calibre 9 milímetros, y regresó al local.

Nada más llegar a la puerta, abatió a Cata. Otros empleados del local, en cuyo interior había en ese momento unas 700 personas, le persiguieron. Disparó hacia el grupo y mató al relaciones públicas. Murió mientras era operado del impacto en el hospital Gregorio Marañón, de Madrid.

Monje fue detenido por la policía sobre las 3.15 horas del lunes. Trataba de llegar, con una pistola en la mano, a su coche aparcado cerca de la discoteca. Fuentes de la investigación aseguran que el presunto homicida y la víctima eran conocidos de la policía por sus antecedentes. Cata era considerado uno de los miembros de la banda de Ivo el búlgaro, un grupo de porteros de discoteca que supuestamente se dedica a controlar la seguridad en los locales de ocio nocturno

de la capital.

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