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En los cimientos del futuro puente

La obra del tercer acceso a Cádiz, el puente de La Pepa, alcanza ya el 20%

Desde los 46 metros de altura de la pila 14 puede intuirse el trazado. Los pilotes que servirán de base, y que se pierden bajo el mar, marcan un camino recto sobre la bahía, como un dibujo en el que hay que unir los puntos para adivinar el resultado final. Apenas se levantan unos metros sobre el agua, pero constituyen una parte fundamental de la obra: son los cimientos del puente de La Pepa, el tercer acceso a Cádiz después de la autovía que enlaza la ciudad con San Fernando y el puente Carranza.

Los trabajos ya han alcanzado el 20% de la ejecución total del proyecto, aunque la parte más vistosa de las obras llegará dentro de unos meses. "En abril o mayo esto va a ser un espectáculo", explica el ingeniero director de la obra, Marcos Martín. "Estamos trabajando a la vez en todas las cimentaciones, en tierra y en el mar. Pero los gaditanos no se van a dar cuenta hasta que empecemos a levantar las pilas". Algunas, como la número 13, alcanzarán los 180 metros de altura. Ahora sus cimientos, que ocupan una superficie de casi dos kilómetros cuadrados, parecen sólo un pequeño terreno desde los 46 metros de la pila 14. Dentro de unos meses, será este inmenso bloque el que quedará ensombrecido por el resto de la estructura.

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Bajo el agua

Las dimensiones no se miden sólo hacia arriba, también se sumergen bajo las aguas. En el centro del mar, una plataforma sirve de lugar de trabajo a los operarios que hunden las excavadoras en el fondo marino para extraer el lodo. Durante todo el proceso, un arqueólogo vigila la posible aparición de restos, aunque por el momento sólo ha aparecido un plato de principios del siglo XX sin ningún valor.

El puente de La Pepa tendrá un tramo desmontable y dos carriles habilitados para el tranvía. "Después de estudiar las posibilidades de un tramo móvil, que pueda levantarse para dejar el paso de los grandes barcos, o de uno desmontable, hemos optado por el último para ganar en estética y en funcionalidad", aclara el director de las obras. En estética, porque un tramo móvil supondría instalar unas estructuras bajo el puente que estropearían sus líneas depuradas, "y acabaría con la elegancia de un puente que se va a convertir en símbolo de Cádiz". En funcionalidad, porque un tramo móvil con maquinaria, como la que utiliza el puente Carranza, necesita abrirse de forma periódica para mantener a punto su engranaje.

La altura del puente, sin embargo, permite el paso de casi todos los barcos, por altos que sean, y su apertura sólo será requerida cada varios años. Según Martín, "el día que llegue un artefacto de más de 70 metros, habrá que traer grúas y quitar parte del puente. No se podrá utilizar todo un día, pero el acontecimiento será casi una fiesta en la bahía".

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