De la memoria, el viaje y la mirada
Un recorrido por las más destacadas exposiciones en Andalucía y Extramadura
El cuarto piso, el más alto, del edificio del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz (MEIAC) lo ha convertido Óscar Muñoz (Popayán, Colombia, 1951) en una gran cámara oscura que recoge los perfiles de los edificios circundantes. Es una llamada a la memoria: la planta cilíndrica del cuerpo central de la antigua cárcel vuelve a ser un panóptico. Desde él vigilaban a los presos pero el edificio mismo de la prisión mantenía viva, bajo el franquismo, la amenaza del castigo sobre toda la ciudad.
Al aguijón de la memoria se une el de la identidad en la obra titulada Biografías. Los vídeos, proyectados sobre el suelo, muestran rostros que se forman poco a poco sobre el fondo de una pila y después se contorsionan y deshacen hasta desaparecer por el desagüe. No es infografía sino animación: los rostros se construyen con tinta en polvo como las que usan las fotocopiadoras. Muñoz es un artista hondo. Es fácil asociar estas dos obras a los desmanes de un Estado autoritario y conectarlas con el secuestro de una sociedad o con el drama de los desaparecidos, pero ambas sin duda van más allá: la primera advierte contra los sutiles filtros que logran disolver la memoria colectiva; la segunda habla de la fragilidad de la identidad individual en una sociedad como la nuestra. Esto último aparece con mayor claridad en Proyecto para un memorial: cinco pantallas muestran la mano de Muñoz que pinta con agua sobre piedra calentada un rostro que va desapareciendo a medida que la delgada película se evapora. La intervención de la mano es importante: son los dedos inteligentes, decía Bergamín, los que intentan recobrar del tiempo (y quizá de la violencia) un rostro singular.
Hay notables diferencias entre la mirada analítica de Weischer, fría en apariencia, y la memoria apasionada de Óscar Muñoz
La memoria, unida a la fantasmagoría de la imagen contemporánea, es también la protagonista de un trabajo de las artistas Cabello / Carceller (París, 1963 / Madrid, 1964), que se muestra en Sevilla, en la galería Suffix, en el barrio de Triana. Pequeños dibujos y fotografías acompañan a un vídeo que reitera el viaje del capitán Willard de Vietnam a Camboya en el filme Apocalipsis Now. Sólo que aquí el capitán es una mujer, las selvas son las reales, es decir, las de Filipinas, donde Coppola filmó su película, y la viajera, al fin, en vez de encontrar a Kurtz o a otro personaje que, como el protagonista de El corazón de las tinieblas, se hubiera asimilado a la selva, se topa con una atracción de turismo-riesgo. Deshacer la memoria mitológica y reflexionar sobre el proceso de invención o creación artística, hoy, son las claves de esta rigurosa propuesta.
La elaboración artística es también central en los autores que intervienen en Viajeros, una muestra producida por Cajasol para el Museo de Cádiz y que ahora puede verse en Sevilla. Chema Alvargonzález (Jerez de la Frontera, 1960) evoca desde Berlín, en una espectacular videoinstalación, parajes y figuras de su provincia natal, sobre el bajo continuo de una roca incesantemente golpeada por el mar. Jesús Palomino (Sevilla, 1969) descontextualiza a cinco amigos invitándoles a hablar sobre qué significa para ellos el trabajo ante un potente farallón de la costa irlandesa. Jacobo Castellano (Jaén, 1976), de modo más escueto, construye espacios de aislamiento, un mal de nuestra época, en los que pensó al ver en Pompeya cuerpos apresados en lava. En los tres casos, el viaje no remite a la curiosidad pintoresca (precedente del turismo) ni a la errancia del artista romántico, sino a la quiebra del lugar propio: un rasgo típico de nuestro tiempo en el que somos requeridos por múltiples centros.
Frente a estas obras, que fatigan la geografía, los trabajos de Matthias Weischer (Elte, Alemania, 1973) que se exhiben en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga resultan recogidos y casi solipsistas. Weischer es un explorador de las posibilidades de la pintura. Durante un tiempo lo ha hecho construyendo interiores que acumulaban objetos y formas, y que pintaba con abundante materia. Una gran pieza, Memmling, homenaje al maestro flamenco que de algún modo preside esta su primera exposición individual en España, levanta acta de esas escenografías. En ellas Weischer quería recoger los ámbitos que, aunque se tienen como individuales y coherentes, están invadidos por los variados objetos de la economía de oferta y llenos de asociaciones que rehúyen toda lógica. Ahora, sin embargo, ha cambiado su orientación. La muestra tiene así algo de bisagra sintetizada quizá por un cuadro sin título, un luminoso paisaje marino visto desde un interior que recuerda a la Habitación junto al mar de Edward Hopper.
Pero Weischer no se aventura en el mar sino en los jardines de Roma, y lo hace con un distanciamiento motivado por su deseo de analizar la percepción y la representación pictórica. Un paisaje cambia si se centra en El sendero o en La madera de un árbol (como se comprueba en las piezas así tituladas), puede componerse en orden aleatorio (Doce miradas) o ser contemplado de modo que el jardín convencional se torne en desasosiego (Inquietud). Las cuidadosas y trabajadas obras de Weischer (en especial el excelente dibujo del jardín) son una lenta meditación sobre la pintura y en ese sentido desbordan cualquier solipsismo. Aunque hay en ellas mucho de introspección (cómo llego a ver, qué veo al mirar, cómo retengo lo visto), sus obras transmiten esa preocupación y el espectador avisado puede que la tenga en cuenta incluso en su vida ordinaria.
Hay notables diferencias entre la mirada analítica de Weischer, fría en apariencia, y la memoria apasionada de Óscar Muñoz. Uno y otro, sin embargo, comparten una actitud reflexiva y evitan la retórica. En ambos casos el pensamiento es mediador de su trabajo.
Óscar Muñoz. Documentos de la amnesia. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo. Virgen de Guadalupe, 7. Badajoz. Hasta el 30 de noviembre. Cabello/Carceller. Esto no es Vietnam (After Apocalypse Now). Galería Suffix. Febo, 14. Sevilla. Hasta el 22 de noviembre. Viajeros. Cajasol: Salas Chicarreros e Imagen. Sevilla. Hasta el 16 de noviembre. Matthias Weischer. In the Space Between. Centro de Arte Contemporáneo. Alemania, s/n. Málaga. Hasta el 16 de noviembre.
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