"Mi juego es diferente"
Andy Murray (Escocia, 1987) sólo habla fuerte en la pista, donde ayer se coronó como campeón del Masters de Madrid tras derrotar al francés Gilles Simon (6-4 y 7-6[6*> con su sabia mezcla de fuerza, táctica y tremendos saques. En el vestuario no levanta la voz, aunque comente su despegue de este año, que le ha llevado hasta el número cuatro del mundo, o sus recuerdos infantiles de la matanza de Dunblane, su escuela, donde un loco al que su madre había llevado en una ocasión en su coche asesinó a 16 niños y a una maestra. Murray tenía ocho años. Hoy, con 21, ya ha escrito un libro autobiográfico y se ha convertido en una estrella en el Reino Unido.
Pregunta. Es un maestro de la táctica.
"Puedo sacar a 210, pero también usar el 'slice', subir a la red..."
"Mi meta no es el 'número uno', sino ganar un torneo del Grand Slam"
Respuesta. Creo que mi juego es diferente. La gente, ya sabe, juega con mucha fuerza. Yo puedo sacar a 210 kilómetros por hora y puedo darle fortísimo a la bola, pero también puedo usar el slice (efecto cortado), subir un poco a la red... es un juego diferente si se compara con el de Federer, Nadal o Djokovic. Disfruto jugando así.
P. El mundo sólo tiene ojos para esos tres jugadores. ¿Tiene usted menos presión?
R. ¿Ha estado usted alguna vez en el Reino Unido en Wimbledon?
P. No recibe usted la misma atención en Cincinnati o Nueva York.
R. Es diferente, claro. Todo depende de para quién juegas al tenis. Si lo juegas para ti mismo, entonces tú te pones la presión, porque tienes expectativas, metas. Eso es lo que hace el tenis emocionante para mí. Si quieres ganar el Abierto de Estados Unidos, te estás poniendo presión, independientemente de lo que quiera otra gente.
P. ¿Por qué siempre juega bien en la altura de Madrid?
R. Las condiciones aquí son diferentes. Lleva su tiempo acostumbrarse a ellas. Aquí he jugado fantásticamente. El año pasado, contra Nadal, hice mi mejor partido después de lesionarme la muñeca [perdió], y gané confianza. Ahora, mi tenis es mucho, muchísimo mejor que entonces. Físicamente soy mucho más fuerte. La temporada pasada me cansaba al final de los partidos porque no había jugado muchos por la lesión. Cuesta mucho tiempo volver de una cosa así.
P. ¿Cuesta soportar la presión de la prensa británica?
R. No. Lo que fue difícil fue la lesión de muñeca. Estaba en el camino de hacer lo mismo que he hecho este año. Estaba jugando bien, me lesioné... y fue muy duro para mí. La presión de los medios o de quién sea no ha afectado en mi carrera.
P. Sus consejeros dicen que debería sentirse obligado a ocupar un puesto detrás de los tres mejores del mundo.
R. Los otros tres ya se han separado del resto. Quiero mejorar mi clasificación, además de acercarme a los jugadores que están delante de mí. Mi meta no es el número uno, sino intentar ganar un torneo del Grand Slam.
P. ¿Qué recuerda de la final que le ganó Federer en el Abierto de Estados Unidos?
R. Federer estuvo maravilloso en el primer y el tercer set. Tuve una pequeña oportunidad a mediados del segundo... y esos momentos deciden los partidos. Si los aprovechas, la iniciativa está de tu lado, aunque siempre hubiera sido difícil. Me di cuenta inmediatamente de lo importante que era jugar la final. Todo pasó muy rápido tras el partido con Nadal, que fueron unos días de locura... [se jugó en dos días por el aguacero de la tormenta Hanna].
P. Perdió y se sentó en su banquillo con una toalla en la cabeza. ¿En qué pensaba?
R. Miré atrás. No pensé sólo sobre ese partido, sino en todo lo que me había pasado en los tres o cuatro últimos meses, en los cambios en mi juego y en mis expectativas. Siempre quise ganar torneos grandes. Entonces me di cuenta de lo cerca que había estado y me decepcioné un poco. Enseguida intenté recordar que las cosas habían podido ser de otra forma, que podía haber perdido en tercera ronda contra Melzer, y que acababa de jugar mi primera final grande. Tienes que quedarte con eso. Cada vez que logras algo que no habías logrado, quieres conseguir algo más grande. Gané en Cincinnati, por ejemplo. Eso supone una diferencia: te hace comprender lo mucho más cerca que estás de tus sueños.
P. Ya está clasificado para Shanghai. ¿Le quita eso un peso de encima?
R. Siempre hay presión. Lo que tengo ahora es una mentalidad diferente. El año pasado tuve que jugar cinco torneos seguidos sólo para intentar clasificarme para Shanghai. No es la preparación adecuada.
P. De vez en cuando juega dobles con su hermano.
R. Cuando Jamie y yo empezamos en el circuito, jugamos bastantes partidos juntos. Entonces, Jamie empezó a jugar más con especialistas de dobles. Jugaban con formaciones, cruzándose y con muchos cambios. Eran batallas muy planeadas. Cuando volví a jugar con él, me encontré un juego distinto. Fue duro para mí empezar a jugar como un especialista.
P. ¿Qué tal su libro?
R. He firmado muchos ejemplares, pero tampoco le he preguntado a mucha gente si le había gustado.
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