"Tenemos que volver a convencer"

No deja de ser peliagudo que una banda de éxito, tras más de 23 años de carrera, afronte el futuro sin su vocalista de siempre, quien ha sido emblema, santo y seña como banderín de enganche emocional con el gran público. Y que lo haga además manteniendo el mismo nombre, y con una vocalista nueva. Porque una cosa es que lo hagan La Oreja de Van Gogh, con algo más de una década a sus espaldas. Y otra cosa, algo más espinosa, es que lo haga una banda tan identificada desde siempre con la voz de Sole Giménez.

"Tardamos un año y medio en decidirlo, y la marcha de Sole, que fue unilateral, no tendría por qué suponer que tuviéramos que empezar de cero. Continuar con otro nombre no hubiera tenido sentido", explica Juan Luis Giménez, guitarrista de Presuntos Implicados. Un razonamiento en el que abunda su compañero, el bajista, guitarrista y productor Nacho Mañó: "Nos parece lícito, nos parece sincero, y además, de una encuesta que se hizo entre fans en Internet, un 97% de los que participaron se mostraron de acuerdo. Sí había una pequeña parte disconforme, pero es que los cambios son difíciles de aceptar. La realidad se está imponiendo, porque los conciertos están teniendo muy buena aceptación". Una buena piedra de toque para comprobarlo será su actuación esta noche en el Gran Teatre Antonio Ferrandis de Paterna, a las 22.30, con motivo de la presentación de Será, su noveno álbum.

"No queremos que nadie en el grupo sea imprescindible ni prescindible"

La elección de Lydia Rodríguez, debutante en solitario a mediados de los 90 con un exitoso álbum homónimo y más tarde representante de España en Eurovisión 1999 (quedó en último lugar) se produjo tras una concienzuda tarea de selección: "Hicimos unas pruebas, porque no estábamos seguros de nada. Creo que la voz de Lydia da dignidad a la trayectoria del grupo, a lo que hacemos y a lo que hicimos", dice Mañó, quien añade: "No queremos que nadie en el grupo sea ni imprescindible ni prescindible. Queríamos una compañera, y ayudó que ya la conocíamos por haber trabajado antes con ella". Lydia, por su parte, se defiende de quienes ven en su registro vocal una reservona apuesta por la continuidad con respecto a Sole Giménez: "A mí me gusta mucho el soul, el jazz o el blues, como le gustaba a Sole, pero creo que las similitudes acaban ahí. En esencia no creo que tenga mucho que ver".

Las dos mitades creativas de la banda, quienes siguen embarcados en sus proyectos paralelos y en sus labores de producción para otros artistas, tienen claro que el actual momento de zozobra de la industria musical obligará a replantearse muchas cosas: "El músico profesional está en vías de extinción mientras no se regule Internet. La financiación de la grabación y de la promoción no se sabe bien quién la paga hoy en día", comenta Juan Luis Giménez. Y Nacho Mañó tercia: "Al final el usuario paga. El pastel publicitario en Internet es muy pequeño, pero crecerá. Lo que pasa es que Internet está en pañales. Los músicos, y sobre todo la industria del disco, hemos sido la víctima más visible. Se ha saltado una generación de gente que no ha podido acceder en condiciones al mundo de la música. Lo imprescindible para poder ser un músico pop es que tu vida gire alrededor de ello, que seas profesional, y no que tengas que pagar por tocar, que es lo que ha ocurrido con esta última generación". Eso explica para ellos por qué la escena valenciana lleva tantos años sin exportar nombres de relumbrón, excepción hecha de la vieja triada compuesta por ellos mismos, Seguridad Social y Revólver: "Es que los últimos tres años han sido nefastos. Costa Este, por ejemplo, no ha dado el salto porque no han tenido el respaldo necesario. Últimamente La Pulquería tienen proyección, pero también inferior a la que merecen. Veo que Conchita y Nena DaConte, que no son de aquí, son las dos grandes excepciones, alguien que sin tener un respaldo de cabeceras de televisión ni canciones de vueltas ciclistas, han llegado al gran público".

El concierto de esta noche, en el que cuentan con el apoyo de Lucas Jiménez a la batería, Chema Hernández en los teclados y la voz de Tere Núñez, tiene un alto componente emotivo, reconoce Mañó: "Nos despedimos de Valencia con Sole en Paterna hace más de dos años, y en el mismo teatro nos volvemos a encontrar". "Y tenemos la sensación de que tenemos que volver a convencer al público. Lo veo lógico después de todo lo que ha pasado", añade Juan Luis Giménez.

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