Aprieta la quinta del 85

Los ojeadores de la NBA pudieron observar el pasado verano a Víctor Claver. Fue en Los Ángeles. Acaba de cumplir 20 años, pero hace ya tiempo que viene anunciándose su irrupción en esa élite de jugadores españoles cada vez más apreciados por la NBA. Después de dos años con noticias de su talento, pero sólo con cuentagotas, ha llegado la hora de que confirme con todas las de la ley su clase y su capacidad para convertirse en el hombre franquicia del Pamesa. Para ello deberá disponer de minutos. En el estreno de la Liga los tuvo. Casi 31 le dio el técnico griego Fotis Katsikaris en la pista del CAI Zaragoza. Respondió con una enorme actuación: 20 puntos, sin un sólo fallo en los lanzamientos: 2 de 2 en tiros de dos, ¡4 de 4! en triples y 4 de 4 también en tiros libres. Eso, adornado con cuatro rebotes, tres robos del balón, dos tapones y un mate, habla a las claras de lo que es capaz un jugador al que muchos ven predestinado a ocupar el hueco que ha dejado en la selección Carlos Jiménez, que ha considerado llegada la hora de dedicarse única y exclusivamente a su club.

La actuación de Claver se produce el mismo día en que Saúl Blanco, otro de la quinta del 85, demostró que también está capacitado para convertirse en el líder de su equipo, el Fuenlabrada. Sus números en la victoria de los madrileños sobre el Murcia (97-81) dejan ver a un jugador sólido, capaz de muchas cosas, como meter 23 puntos, anotar cinco triples, capturar cinco rebotes, ofrecer cinco asistencias y recuperar tres balones. No hay muchos así. Uno de los más recordados en las pistas españolas es Rudy Fernández, que ya está dando vidilla a los espectadores del Rose Garden, a los que obsequió con cuatro triples y 18 puntos en el primer partidillo de entrenamiento de los Blazers a puerta abierta.

De la misma camada que Claver y Blanco, sólo un año mayor, es Víctor Sada. La suya no fue una actuación tan completa en lo numérico, pero quien viera el partido DKV Joventut-Regal Barça convendrá en que, cuando las cosas se pusieron tiesas, la labor del base resultó capital para dar la vuelta al calcetín. El Barça le debe buena parte de su holgado triunfo (95-77). Contrastó con la severa derrota del Madrid en Málaga por 17 puntos.

El Gran Canaria descansó porque ésta es una Liga impar, 17 equipos, al desaparecer el Akasvayu.