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Reportaje:EUROCOPA 2008 | España, semifinalista 24 años después

Torres y Villa, muy controlados

España no localizó apenas a los delanteros, que tocaron muy poco el balón y sucumbieron ante Panucci y Chiellini

La selección española, fiel a su estilo, tocó mucho la pelota: mandaba el guión de un partido que Italia manejó perfectamente en la defensa. Incluso estuvo más organizada que en los anteriores partidos. Los azzurri dejaron que España tuviera la pelota y el centro del campo español obró en consecuencia: más de 600 pases se le contaron a los españoles, que tuvieron mucha más posesión del balón que sus rivales -en la primera media hora incluso llegó a ser del 70%-. Pero ni por ésas asomó al partido Fernando Torres. Ni el delantero del Liverpool, durante los 85 minutos que jugó, ni tampoco Villa, que apareció algo más, entre otras razones porque dispuso de más minutos y porque tiró tres faltas, llevaron nunca el peligro a la portería del rival, bien defendida por Buffon.

En la primera media hora, España llegó a tener el 70% de posesión del balón
Villa se tropezó varias veces. Con el balón, con sus pies y con los centrales italianos
Esta vez, al ser sustituido, Torres dio la mano al seleccionador
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El Guaje, pichichi del campeonato, estuvo patoso como pocas veces se le recuerda, hasta el punto de que un tropezón en el área le costó una tarjeta amarilla: el árbitro interpretó que había voluntad de engañarle para que pitara penalti. Otro error del colegiado, que tuvo incluso peor noche que los dos delanteros españoles.

Villa se tropezó muchas más veces. Con el balón, con sus pies y también con los centrales. Así que terminó cayendo a la banda, como si huyera de Panucci y Chiellini. Torres lo tuvo peor y acabó en el banquillo. A los 85 minutos, entró Güiza. Esta vez, al ser sustituido, el delantero madrileño no se enfadó, no tiró la sudadera al suelo, y saludó a Luis Aragonés, que le buscó y le encontró. Se dieron un choque de manos delante de las cámaras. O sea, todo lo contrario del partido contra Rusia.

El Niño, en uno de los peores partidos que se le recuerdan con la roja, no tiró ni una sola vez entre los tres palos. De hecho, tocó doce veces la pelota y la única acción que se le contabilizó como disparo a puerta pareció un mal centro que salió por encima del portero.

Fue además el jugador español que menos kilómetros recorrió, ocho, de cuantos salieron como titulares. Asfixiado por el dispositivo defensivo de los italianos, que le cerraba las líneas de pase, las pocas veces que pudo encarar a los centrales perdió el mano a mano. Se le vio lento. Le faltó la rapidez que tanto temían los italianos. La aparición más vistosa de Torres durante el partido la protagonizó ante Grosso, a quien dio un cachete durante una trifulca menor dentro del área italiana en la jugada en la que Villa fue amonestado.

Cuatro veces buscó el asturiano la portería de Buffon y sólo la encontró una vez. Así que, desarticulada la que pasaba por ser la mejor delantera del campeonato, empezó a ganar Italia el partido. Fueron los centrocampistas los únicos jugadores que asustaron al veterano portero italiano con disparos desde lejos. Sin la pegada que se esperaba de sus dos puntas, fue Silva, aprovechándose de jugar por la banda derecha, zurdo como es, quien más cerca estuvo del gol. Él y Senna, que casi al final del partido soltó un zapatazo que se le escapó a Buffon y dio en el palo.

Desconectados de sus dos delanteros, España no supo encontrar el camino del gol. Llevaba nueve partidos consecutivos, desde el empate a cero con Finlandia, marcando al menos uno. Ayer, en el desencuentro de Viena, quedó otra vez a merced de San Paulino.

Pero esta vez sí que la suerte le sonrió en la tanda de penaltis. La suerte y... Casillas.

Torres disputa el balón a Ambrosini (derecha) y Chiellini.
Torres disputa el balón a Ambrosini (derecha) y Chiellini.ALEJANDRO RUESGA

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