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Entrevista:MANU CHAO | Músico

"De Galicia salgo fuerte y para tirar cohetes"

Manu Chao se va. Ha vuelto una semana a la Galicia que visitaba de niño, como cualquier hijo de emigrantes, a besar a parientes más o menos conocidos, entre paisajes y lenguajes distintos de los cotidianos, y en la que hace diez años estuvo una larga temporada, para poner los pies en la tierra y coger aire. Ha dado tres conciertos, en Monforte, Ourense y A Coruña, con base en Bastavales, en la casa de los Chao Rego. Después del concierto coruñés y de la celebración posterior, igual de intensa pero todavía más extensa, toda la banda y los roadies gallegos, Xosé Ledo Casevi y Jorge Calviño están en el hall del hotel, preparando los bultos para cargarlos en la furgoneta en la que tenían que haber salido hace ya dos horas hacia Barcelona.

"Ser un personaje público te expone a demasiados halagos y a muchas críticas"
"Conciertos como los últimos (Monforte, Ourense, A Coruña) nutren"
"La victoria será cuando los artistas y las discográficas sean africanos"

Pregunta. ¿Por qué habéis empezado aquí los prolegómenos de la Tombolatour?

Respuesta. Llevaba tiempo sin venir. Empezamos por Monforte porque tengo muchos amigos de esa zona, y fue sumamente fuerte estar allí, o en Ferreira de Pantón, de la que tanto me había hablado Casevi y leído mucho. Sumamos lo agradable y lo útil: a nivel musical hemos ensayado de seis a ocho horas diarias, nos hemos endurecido. Y en Bastavales es la primera vez que hemos estado toda la banda junta. Vinimos a hacer cuerpo, y volvemos con un par de kilos más y con la banda curtida.

P. Y tanto, suena como una máquina engrasada.

R. En esta semana hemos desarrollado ciertos automatismos que son importantes, y otros no automatismos que también lo son, para podernos permitir no cantar las canciones siempre igual cada noche. Es importarte tener un guión, pero también poder descarrilar, aunque haya diez mil personas, y volver al carril con un gesto.

P. Casi 3.000 personas en Monforte, cerca de 2.000 en Ourense, más de 8.000 en A Coruña, y todo prácticamente sin publicidad.

R. No hacemos apenas publicidad porque si no, estamos condenados a los grandes aforos, y no es una crítica, no es de las peores condenas. Cuando estás calentando motores para una gira, tocar en lugares pequeños es bueno, y es un circuito que no se puede abandonar. Yo vengo de ese mundo.

P. ¿Ha sacado conclusiones sobre lo que pasa en Galicia?

R. No puedo permitirme tener una impresión de cómo está la cultura aquí o allá estando una semana. Yo vengo más bien a que me cuenten, a ver, aunque de lo poquito que vi, vi cosas muy sanas y muy interesantes. A este país tengo que agradecerle una vez más que salga fuerte y con el ánimo superrenovado. Estaba bien, mejor que otras veces, pero de aquí salgo para tirar cohetes por todos lados.

P. ¿Y en España?

R. España son miles de países. Yo vivo en Barcelona, y ahí controlo más porque tengo mi barrio. Allí sí que había bajado un poco el termómetro...

P. ¿Se ve como músico trotamundos hasta cuándo?

R. No lo sé, no me lo planteo. Es el cuerpo el que me lo dirá, y de momento, todas las señales me dicen que lo estamos pasando bien. Podría plantearme visitar el mundo de forma más tranquila, venir a Galicia visitando rinconcitos como la otra vez, de la mano de Xurxo (Souto) de Mercedes (Peón), de Pinto (de Herbón), Manolo (Rivas), que me enseñaron todo un tesoro, que me regalaron algo inolvidable. Andar con la guitarra y tocar en los bares musicalmente me conviene, es lo mismo tocar en un bar que en una sala grande. Económicamente, la nevera está llena, no tengo por que tocar por tocar. Pero cuando estás de gira, te mentalizas que a las 22.30 hay una cita con el público y tienes que estar en forma, llevar una vida más sana.

P. ¿Cómo se lleva ser un personaje mediático del que además se esperan mensajes?

R. Ser un personaje público te expone a demasiados halagos y a muchas críticas. Puede ser una situación incómoda, pero yo he aprendido a vivir el día a día, no hago planes. Básicamente soy músico, si me hacen preguntas sobre cosas sobre las que creo que tengo algo que decir, respondo, y si no, no. [Alguien interrumpe para pedirle un autógrafo, que firma]. Eso chupa, y cuando me siento vacío, me busco un rinconcito y me recompongo. La cuestión es estar muy atento a que la salida de ese tiovivo sea fácil. No me gustaría no poder bajarme porque tengo compromisos para tres años, y por eso nunca hago planes para más de seis meses. El día en que esté cansado, que llegará, no engañaré a nadie, no tendré que dar conciertos por obligación. Por ahora, subirme a la camioneta es un gusto y conciertos como los últimos nutren.

P. Ha propuesto que las Olimpiadas del 2016 las organice la República Saharaui, y en su página web condena el intento secesionista de la provincia boliviana de Santa Cruz.

R. Porque hay cosas que duelen. Espero que poco a poco, la página, además de informar sobre Manu Chao, se convierta en un centro de información un poco anárquico, no organizado

P. ¿Chaótico?

R. Sí, je, je. Un medio informativo que se llamará A Feira das Mentiras, para que el que entre no se crea nada, avisando que somos iguales que los otros medios, unos feirantes. A Feira das mentiras fue aquel primer evento en Galicia, hace diez años, después hubo una media feira en el norte de Francia, y espero que se pueda renovar otra vez. El huerto de Galicia en la web va a estar bien cuidado. Hay gente de aquí que nos va a ayudar a montar esa parte.

P. Musicalmente, ¿qué le interesa?

R. Ni lo pienso. La música que me llega me la encuentro en cada esquina, es popular o son cosas grabadas. Mi trabajo no es explicar a la gente qué es la música mundial, es hacerla inspirándome en lo que veo, asimilando cosas. A nivel mundial, no creo que estemos viviendo una época reluciente. Si comparamos los años 2000 con los 60 o 70, el panorama es bastante triste. Lo que es interesante en la historia de la música es que siempre en épocas así llega de pronto una ola que lo barre y lo oxigena todo.

P. O sea que estamos esperando la próxima ola...

R. Sin agobio ni expectación, pero llegará, de Galicia o de Bombay, o de Filipinas...

P. ¿Será posible si en esos sitios no hay industrias discográficas que lancen esos productos?

R. Ése es el peligro. La creatividad y la calidad en el mundo anglosajón perdieron fuelle, se ve llegar cada banda gringa que es bastante dramática, y entonces se inventaron eso de la world music, que es donde me colocan a mí en USA y en Inglaterra porque no saben cómo clasificarme. Es una etiqueta un poco neocolonialista, y las discográficas están en Londres, Los Ángeles, Miami... La victoria será cuando los artistas sean africanos y las discográficas también, que los cuartos se queden en casa, y eso sirve para la música y para todo, porque la gente no abandona su casa por gusto.

P. Por gusto se hace turismo, pero no se emigra.

R. Exactamente. Como en el chiste del que visita el infierno y el paraíso, y se decide por el infierno porque es más divertido, pero cuando llega lo empiezan a tratar a palos y él no lo entiende. "Amigo", le dicen, "no hay que confundir turismo con inmigración".

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