"Todo arte es mentira"
El ilusionista argentino René Lavand, atracción de la Semana de Magia
A René Lavand (Buenos Aires, 1928) hacer magia con las cartas le ha convertido en un personaje de novela. Como tal aparece en Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez. En el cine interpretó a un tabernero malvado, y Marcelo Mercadante le dedicó el tango Nunca juegues al póker con René Lavand.
El ilusionista argentino, referencia mundial de la cartomagia, presentó ayer en el Teatro Principal de Compostela, dentro de la II Semana Internacional do Ilusionismo, No se puede hacer más lento. Un espectáculo de lentidigitación, como él lo llama, en oposición a la rapidez de manos de la prestidigitación. Así crece la "ilusión de lo imposible". "Lo grande es llegar a las cosas simples... Pero para hacerlo hay que pasar por la respiración de las cosas grandes. Es como decir sí a lo simple, no a la simpleza".
"Nadie reemplazará la presencia física, el cuerpo y la voz del actor"
En su caso también fue una forma de adaptar el juego a la circunstancia. "No hay un solo libro en el mundo que enseñe prestidigitación para una sola mano", ironiza Lavand, que perdió la derecha con nueve años. Desde entonces ha publicado las memorias de Bajando recuerdos, seis libros técnicos "y uno anecdótico". "Mi especialidad es el ilusionismo, el único arte que esconde la técnica para no matar la ilusión", resume. "No soy mago".
Lavand no dice el truco, como los cerrajeros, pero la síntesis de cinco décadas de espectáculo es artística. Importa que parezca verdad, y la alegría se basa en que la mentira es pública: "Todo es técnica y una gran filosofía al respecto. Engañamos sin engañar, y teniendo en cuenta que todo arte es mentira... La única misión del artista, ya dijo Picasso, es convencer al mundo de la verdad de sus mentiras".
Para "cambiar las emociones, el fin de todo esto", dice Lavand, a la prestidigitación se le añade expresión física. "Facial y corporal, con pausas que en conjunto deben terminar logrando el ritmo armónico necesario para que un juego se convierta en una composición". No se puede hacer más lento es también un espectáculo "romántico-dramático" por la vía del texto, que incluye cuentos, poesía y música. "Gente que escribe muy bien sólo para mí, como Rolando Chirico o Ricardo Martín", cuenta, "permiten añadirle belleza al asombro".
Un ejemplo de esta belleza despojada es su ilusión Las tres migas: el pan que se arroja de la mesa aparece una y otra vez en el pocillo del café. Ese teatro ayuda a modificar el ánimo del público, dice Lavand, "de lo contrario nadie aguantaría una hora y media de espectáculo de cartas". "Nadie reemplazará la presencia, el cuerpo y la voz del actor", dice con rotundidad. Sobre cuál debe ser el tamaño de la ilusión, y su espacio ideal, se muestra diplomático: "No existe comparación posible entre David Copperfield y yo, aparte de una admiración mutua... Él camina por el mundo con cuatro toneladas de equipaje y dos millones de dólares, y yo con 50 gramos y los cinco dólares que vale una baraja. Pero la magia de la TV también permite proyectar la ilusión".
Lavand debutó a principios de los 60 en los teatros argentinos, después de trabajar diez años en un banco "por razones conservadoras". De allí saltó enseguida a EEUU, donde actuó en The Ed Sullivan Show, aunque es en los 80 cuando los viajes se hacen ley. "Con Videla duré; pasé, sufriendo aquella impotencia...". Hace 25 años que cartomagos como Juan Tamariz le abrieron las puertas del mercado peninsular. Lavand, protagonista de Lugo Máxico en 2005, considera que el ilusionismo "vive acá un momento bueno". "Se ve que la gente necesita ilusiones".
O Mago Antón, director de esta Compostela Máxica 2008, aprovechó para trazar líneas convergentes entre la inclusión de la magia en el programa de ayudas institucionales y la filosofía de esta semana: "Que magos y magia estén presentes en todos los espacios posibles".
Trece de las funciones de autor de esta II Semana do Ilusionismo corren a cargo de artistas gallegos. Entre los invitados que protagonizarán las dos últimas jornadas (18 y 19 de abril), Antón destacó la parafernalia de Rafael (Bélgica), la magia con animales de Arno (Francia) o a los brasileños Vic & Fabrini, durante mucho tiempo magos residentes en el Crazy Horse de París.
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