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Reportaje:

Svetlana trae aire nuevo

La esposa de Medvédev apoya a diseñadores y artistas, a la vez que promociona Rusia en Italia

Pilar Bonet

Svetlana, la esposa del presidente electo de Rusia Dmitri Medvédev, era una rubia angelical cuando estudiaba los últimos cursos de secundaria en la escuela 305 de Kúpchino, en la periferia de Leningrado. Corría el año 1982 y Svetlana Linnik, que así se llamaba entonces la chica, era una alumna más bien regular que salía con Dmitri, un muchacho de otro grupo paralelo en la misma escuela. Dmitri, cuyo rostro estaba cubierto de un vello incipiente, era de los primeros de su clase, aunque se había despistado un poco cuando comenzó a salir con Svetlana, causando así una gran inquietud a su madre, que lo consideraba demasiado joven para emparejarse.

El noviazgo acabó en boda en 1989. Svetlana estudió finanzas y economía, pero ejerció durante muy poco tiempo y dejó el trabajo cuando nació el único hijo de la pareja, Iliá, que ahora tiene 12 años. En Kúpchino, los jóvenes y los padres de Medvédev aparentemente compartían un apartamento de 40 metros cuadrados que el padre de Medvédev recibió en 1968, según se desprende de los recuerdos biográficos del nuevo presidente. En 1999, Dmitri y Svetlana se trasladaron a Moscú y la señora Medvédev comenzó a aparecer en las fiestas de la élite político-cultural de Rusia.

La nueva primera dama de Rusia, que tiene 42 años, gusta de los acontecimientos sociales y los actos filantrópicos. Lo mismo se la puede ver en un desfile de modelos con un gran escote que realza su notable busto que en un acto religioso con la cabeza cubierta. Svetlana es amiga de Tatiana Mijailkova, la esposa del director de cine Nikita Mijailkov, y, como ella, apoya a los modistos rusos. A través de Mijailkova, Svetlana ha trabado amistad con el modisto Valentín Yudashkin y la cantante Alla Pugachova. Dirige un programa de asociación entre Milán y San Petersburgo y durante dos años ha sido la madrina de una velada rusa al término de la semana de la moda de Milán. Entre los invitados de 2007, según la prensa italiana, estaba Paolo Scaroni, el consejero delegado de la ENI, compañía ésta con importantes negocios conjuntos con Gazprom, el monopolio del gas ruso, cuyo consejo de administración preside Dmitri Medvédev. Svetlana ha promocionado a los diseñadores rusos en el extranjero y el festival de arte ruso de Cannes. También tutela una iniciativa para el desarrollo espiritual y moral de la juventud rusa, auspiciada por el patriarca ortodoxo Alejo II.

Los cronistas de sociedad esperan que la nueva primera dama ponga una nota de color y estilo en la vida oficial rusa, en contraste con sus dos últimas antecesoras en el Kremlin, Naína Yéltsina y Liudmila Putina, que prefirieron mantenerse en un discreto segundo plano. En la tradición de primeras damas del Kremlin, tan solo Raísa, la esposa de Mijaíl Gorbachov, se distinguió por afirmar su personalidad. Su elegancia, conjuntamente con la relación de igualdad con su esposo, le valieron la crítica de sus conciudadanos, acostumbrados a tener dirigentes más patriarcales. El patrimonio de Svetlana Medvédeva se limita a dos plazas de garaje, un coche Volkswagen Golf de 1999 y 380,2 rublos en una cuenta bancaria (algo más de 10 euros), según la declaración oficial con motivo de la campaña presidencial.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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