El Calderón descubre a Camacho

"Mi Camacho no se arruga nunca. Ni ante el Barcelona ni ante nadie. ¡Y, encima, es del Atlético! El Real Madrid y otros se lo quisieron llevar, pero no hubo manera". Ginés Meléndez, el técnico de la selección española sub 19, daba ayer la razón a Javier Aguirre, que reclamaba "carácter" y "la dosis de agresividad necesaria" para anular al cuadro de Frank Rijkaard, el mismo que hace diez meses le endosó un 0-6 al Atlético, la mayor afrenta de la historia rojiblanca en el Calderón.

El entrenador mexicano entendió que la mejor manera de lograrlo era con el canterano (Zaragoza, 17 años) acompañando a Raúl García en la elaboración. "El vestuario está tocado anímicamente y algo tenía que hacer. La jornada anterior, en Pamplona, hicimos la peor primera parte de la temporada. Así que algún resorte debía tocar. Y me decidí por el muchacho", recalcó Aguirre antes del partido.

"Lo he llevado con naturalidad. ¡Si mi familia estaba más nerviosa que yo!"

El estreno de Camacho, hijo y hermano de futbolistas y que firmó su primer contrato profesional con el Atlético a principios de enero, no pudo ser mejor. "¡Bufff! La cosa ha ido bien. Lo he llevado con calma. ¡Si mi familia estaba más nerviosa que yo! Se han venido todos. Hasta el hermano que juega en el Vecindario. Como mañana [hoy] no tenía partido, se pilló un avión", dijo al término del duelo, sin despegar la sonrisa de la cara. Aguirre le pidió que no se complicara en exceso y cumplió su función al dedillo. Siempre con pases cortos, rápidos, sencillos. Sacó a relucir su garra, "la competitividad" que, según Meléndez, "le ha valido para ser el capitán de la sub 19 siendo más pequeño que el resto de sus compañeros". Lo suficiente para devolver la esperanza a un equipo que no ganaba desde el 10 de febrero, en Santander, ante el Racing.

Eso sí, el debut de Camacho, al que la afición despidió entre vítores cuando le suplió Cléber Santana (minuto 70), también fue "precipitado". Así lo reconoció el cuerpo técnico del club, que esperaba tener "buenas noticias desde Estados Unidos", donde Motta se sometió a una intervención en su rodilla izquierda.

Con el centrocampista brasileño en el dique seco para lo que queda de temporada, Camacho asumió su titularidad con "naturalidad". En la víspera, mientras esperaba que Simão o Raúl García le llevaran a su casa, pedía "respeto" al escudo dibujado en el césped. "¡Cuidado! ¡Que nadie lo pise!", decía más preocupado de la asignatura de Filosofía, de Kant, Descartes y compañía, que del examen ante el Barcelona.

"Todo irá bien. Me echará una buena mano en el centro del campo", afirmaba Raúl García en el túnel de vestuarios. "Fue el que más me apoyó, la verdad", confió Camacho, conmovido cuando el Calderón le despidió entre vítores. "Es muy distinto estar gritando toda tu vida en la grada, dejándote la garganta por el Atlético, a que de repente esas muestras de favor sean para ti. ¡Muy fuerte!", concluyó.

Protestas contra Cerezo

La policía tuvo que intervenir media hora antes del encuentro contra un grupo de 250 aficionados del Atlético que esperaba la llegada del presidente, Enrique Cerezo. Un hincha se declaró "cabreadísimo tras haberle visto con la camiseta del Madrid" a mitad de semana. "Me da igual que se la regalasen por su cumpleaños", espetó otro. "Bueno, se han puesto muy tontitos, pero la sangre no ha llegado al río", explicó un agente.

Por otro lado, el Fondo Sur, en silencio durante los primeros 45 minutos como protesta por la intervención de las fuerzas antidisturbios en la visita del Bolton, encendió varias bengalas. Antiviolencia sancionó esta semana al Atlético por el mismo motivo.