El punto neurálgico se llama Márquez

Rafael Márquez lleva mucho tiempo en la duda y, por extensión, su indefinición afecta al equipo. El mexicano resulta difícil de ubicar por sus lesiones, compromisos con la selección, relaciones sentimentales con su pareja instalada en Madrid y viajes de promoción. Pero a la que juega, salvo lesión de por medio como ocurrió en Stuttgart, "lo hace siempre bien y da igual dónde lo haga, ya sea en el centro o en la defensa", convienen los técnicos.

El segundo fichaje del presidente Joan Laporta ha disputado este año 25 partidos, 18 como central y siete en el medio. "Intento ofrecerme a la necesidad del momento; si no doy más es por las lesiones", reconoce. A Márquez le tiene frito el asunto, pero lo asume con resignación. "Quizá es cuestión de anatomía y soy más propenso a lesionarme. El ritmo de competición es difícil de soportar", asegura. Hoy, ante el Sevilla, es duda de nuevo en un equipo con nueve bajas. Así, la lista de convocados está integrada por los 15 profesionales disponibles y tres jugadores del filial.

Rijkaard ha llamado a tres canteranos para completar la convocatoria

Márquez regresó ayer de México, donde jugó un amistoso, sin tiempo para entrenarse, y con la intención de echar una mano al equipo en Sevilla. "Seguro que está cansado, porque jugó todo el partido y el viaje es muy largo; viene de otro continente. Ya veremos si juega", dijo Frank Rijkaard. La estadística recomienda su participación en el partido: cuando está sobre el campo, el Barça suma el 81% de los puntos. Márquez ha participado en 16 partidos de Liga (5 como suplente) y ha ganado 12. Por lesión no jugó ante el Levante y en casa ante el Atlético (ganó el Barça), pero tampoco estuvo en Villarreal y Getafe (perdió), ni en Pamplona y Bilbao (empató).

Ausentes Puyol, Yayá Touré, Sylvinho, Deco, Eto'o, Zambrotta, Bojan, Ezquerro y Jorquera, y jugándose el Barça el crédito que le queda, Márquez aparece como vital para un partido del calado del de Sevilla. "Me da igual jugar de central que de medio; todos tenemos que dar un paso hacia delante", proclama. Ante el Sevilla, se presume que Oleguer retornará al carril derecho y Thuram y Milito al eje de la zaga, posición que exige atar en corto a Kanouté y Luis Fabiano, la pareja más goleadora (24) de la Liga. Abidal estará en la izquierda. En medio, es posible que Márquez o Edmilson ordene escoltado por Gudjohnsen y Xavi. Entre otras cosas, porque Rijkaard está atento a las internadas de Alves por el costado derecho, donde se intuye la participación de Iniesta como falso delantero izquierdo. Arriba le acompañarán Henry y Messi.

Aún siendo sólo 15, Ronaldinho tiene la mayoría de boletos para ser suplente, situación que refleja el estatus actual y momento de forma del brasileño. "No queda más remedio que ponernos las pilas", advierte Márquez, que no ha arrimado el hombro como quisiera. "Estoy en deuda; cada vez que siento que cojo confianza me vuelvo a romper".

Como el Barça, Márquez tiene la sensación de que cuando levanta el vuelo, recae. Insiste en aferrarse a la idea de que el equipo "es más competitivo ahora que cuando empezó la Liga. Nos hemos propuesto jugar como el año de la Champions, cuando fuimos muy efectivos". A Márquez le alcanza la memoria para hacer comparaciones entre la jugada del gol de Eto'o en Stamford Bridge y el de Henry en el Sánchez Pizjuán. "El ejemplo es jugar como ante el Chelsea. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad con valentía".

En Sevilla, como contra los ingleses, Márquez lideró al equipo al punto de armar una contra perfecta. "Si me fui arriba es porque sabía que alguien me cubría. Debemos ser muy solidarios en el esfuerzo. Toca pelear", resume, convencido de que no ha dicho su última palabra en el Barça. "No escucho ofertas. Tengo contrato hasta 2010 y lo quiero cumplir". Ahí no duda.