Una autora de origen marroquí gana el Llull
Najat El Hachmi logra el premio con 'L'últim patriarca'
La literatura como lugar de encuentro universal que no sabe de fronteras, ni de banderas, ni de esencias reaccionarias. Ese envite añejo, puesto al día con cierta afectación bajo la etiqueta de multiculturalismo, ha recalado este año en el Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull, dotado con 90.000 euros y proclamado ayer en Andorra. Ni Montserrat, ni Jordi, ni Pere, ni Marta... El galardón recayó en Najat El Hachmi, una escritora de origen marroquí, apenas conocida, que debutó en 2004 con el libro Jo també sóc catalana. La obra premiada se titula L'últim patriarca y la autora la envió a concurso con el seudónimo de Mimouna Bouziane, apelativo frecuente en el Rif. Desde hace ya bastante tiempo, el argumento de esta novela no es ajeno a la sociedad catalana, porque se mete de cabeza en un asunto de actualidad que llena cada día páginas de diarios: la inmigración.
La protagonista de la novela es la hija de un albañil marroquí
A la escritora, nacida en Nador, no se le ha borrado la cara de sorpresa
Así, El Hachmi arranca la narración con la historia de Mimoun Driouch, un albañil marroquí que tras abandonar su país se convierte en constructor en una capital comarcal de la Cataluña interior. Apenado por el largo periodo de distanciamiento familiar que conlleva este cambio de vida, el protagonista decide traer al fin a su mujer y a sus retoños. El conflicto aparece cuando la hija, la auténtica heroína de la trama, llega a la adolescencia y empieza a padecer la doble moral de su padre. Es decir: la presión del cambio cultural visto también como un choque generacional.
A la escritora -nacida en 1979 en Nador y nacionalizada española desde hace un año y medio- no se le ha borrado todavía de la cara una subrayada expresión de sorpresa por haber recibido el premio, convocado conjuntamente por el Gobierno andorrano y la editorial Planeta, sello que publicará la novela tanto en catalán como en castellano (en francés formará parte del catálogo de Actes-Sud).
La autora señaló que la inmigración está abrazada aquí como una fuente de historias, como un acicate para la escritura. Lo que más le interesaba, añadió, era explorar las relaciones humanas a partir de su experiencia y con el fin superpuesto de evitar malentendidos y prejuicios. "Muchas veces se da una lectura cultural a actitudes puramente individuales", lamentó. "La figura patriarcal que aparece en la novela la encontramos en Marruecos... pero también aquí. De lo contrario, no tendríamos tantos casos de violencia machista".
El trompazo cultural que enfrenta a padre, mantenedor de tradiciones arcaicas, e hija, que apuesta por la integración, es el asunto central de la obra. Eso sí, la galardonada pasa de maniqueísmos.
Najat El Hachmi afirma que no se siente adscrita a ningún colectivo (palabra que ni siquiera le gusta). "Todos hemos sentido alguna vez un conflicto de identidad, un choque de intereses", remachó por si no había quedado claro.
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