Lanzados hacia el clásico

El clásico llega en buena hora futbolística por el bipartidismo que preside la Liga. Reaccionó el Barcelona a tiempo y se apuntó un triunfo tan rotundo en Valencia que hasta Eto'o salió ovacionado por el público que quedaba en Mestalla. Ningún jugador le podía venir mejor al equipo que el delantero camerunés, símbolo de cuantos valores había extrañado el barcelonismo desde que comenzó la temporada. Eto'o es el origen y el final del juego del Barça. Defiende y ataca al tiempo, marca la línea de presión y culmina el fútbol de asociación, se fabrica el gol o le pone la puntera al balón. Así ocurrió el sábado cuando inauguró el marcador con un quiebro y un remate excelentes y aseguró más tarde la victoria con un disparo seco que culminaba una jugada colectiva deliciosa por la intervención del equipo prácticamente al completo.

A un partido fácil por la descomposición del contrario respondió el Barcelona con una sencillez que no se apreciaba desde los tiempos en que reinaba Ronaldinho. Ronnie ni siquiera calentó en Mestalla por más que preguntara con la mirada a Rijkaard cuando se lesionó Messi por un mes. El sábado no podrá jugar el argentino y, en su ausencia, se aguarda a Ronaldinho, que afrontará un partido vital tal y como se le han puesto las cosas al brasileño en el Barça.

El juego azulgrana necesitaba los goles de Eto'o para animarse ante la cita con el Madrid, un equipo con una fe inquebrantable y que domina la pegada y las áreas como ninguno. A Osasuna le pasó lo mismo que a tantos otros que han pasado por Chamartín. No juega el Madrid sino que marca goles, circunstancia que le permite llegar con cuatro puntos de ventaja al Camp Nou, de manera que ni el Barça puede quitarle el liderato.

Frente a la productividad de los dos grandes, el Atlético y el Sevilla no pasaron del empate a cero. Únicamente el Villarreal se resarció en Getafe después de una jornada que, por lo demás, subrayó el lío monumental que hay en la zona de descenso.