Tortolitos de 60 años
Los británicos se disponen a festejar las bodas de diamante de sus soberanos
Un férreo compromiso mutuo y también una enorme disciplina han sido las claves del matrimonio de Isabel II y el duque de Edimburgo, según la visión de su propio hijo Andrés, expresada en vísperas de las bodas de diamante de sus padres.
El príncipe, de 47 años, participó anoche en un programa de la televisión británica emitido con ocasión del 60º aniversario de la boda de la reina, que se cumple el próximo martes. En una alusión a su divorcio de Sarah Ferguson (1996), Andrés admitió ante las cámaras la frustración por no haber podido seguir el ejemplo de sus progenitores, firmes defensores de la idea "anticuada" de que el matrimonio es una apuesta de por vida. Una apuesta que arrancó el 20 de noviembre de 1947, con el enlace de la entonces princesa y el apuesto teniente Felipe Mountbatten en la abadía de Westminster, y que aportó alegría y color a los difíciles años de la posguerra mundial. Cinco años más tarde, Isabel era coronada soberana en el mismo escenario de la gran iglesia gótica tras la muerte de Jorge VI.
La pareja real conmemorará los seis decenios compartidos de matrimonio con un servicio religioso en la misma abadía, el próximo lunes, donde serán bendecidos por el arzobispo de Canterbury y su nieto Guillermo les dedicará unas palabras. La actriz más querida del país, Judi Dench, leerá un poema especialmente creado para la ocasión por Andrew Motion, ante una audiencia de 2.000 invitados. Al día siguiente, fecha de la efeméride, Isabel y Felipe podrán rememorar su luna de miel con una visita privada a la isla de Malta, donde vivieron sus primeros años de casados.
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