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Reportaje:

La 'droga' de Heinze

El defensa del Madrid, que vive el fútbol con extraordinaria devoción, va camino de convertirse en una institución del vestuario

Diego Torres

Cannavaro dijo que pasar la noche en Atenas sólo le sirvió para dormir una hora. No fue una excepción. Después de empatar contra el Olympiakos, la expedición del Madrid regresó ayer por la mañana para entrenarse en Valdebebas. El viaje resultó extenuante y la noche fue breve, de modo que los jugadores madrugaron, volaron tres horas, hicieron luego su trabajo y se apresuraron para marcharse a sus casas. Estaban agotados. Se retiraron con cuentagotas. Los más rezagados aprovecharon para almorzar en el vestuario. En su mayoría estaban los que componen el núcleo duro: Cannavaro, Raúl, Salgado y Sergio Ramos, acompañados por Metzelder, Torres y Codina.

Cuando la plana mayor salió por la puerta eran las cuatro de la tarde. Venían de convivir durante casi una semana de viajes y si habían permanecido allí era evidentemente porque les gusta estar juntos. La Ciudad Deportiva parecía vacía. Pero los guardias de seguridad meneaban la cabeza comunicándose con sus walkies-talkies. "Todavía queda uno", reportaban. En efecto. Era Gabriel Heinze.

Al ver tanta gente en su presentación le dijo a Calderón: "Vienen a ver a Robben"

Decía Pellegrino, el ex central del Valencia, que el fútbol es "una droga". Para Heinze el fútbol es mucho más que eso. De lo contrario, sería inexplicable que un jugador como él sea capaz de tener un impacto tan grande en un partido. El martes, ante el Olympiakos, el argentino marcó una línea imaginaria en el césped. Del otro lado se quedaron los adversarios. No les dejó pasar. Se anticipó, intimidó, corrigió a sus compañeros, cerró y siempre que jugó la pelota lo hizo para facilitar soluciones. Jamás para arriesgar un centímetro. A su lado, Cannavaro y Marcelo redoblaron sus prestaciones.

El secretario técnico del Celta, Ramón Martínez, ex del Valladolid y el Real Madrid, fue el hombre que le trajo a España en 1997. "Gabriel es un jugador extraordinario", dijo ayer; "yo le conocí por casualidad. Había jugado unos cinco partidos con Newell's en Primera y por entonces, de vez en cuando, veía cintas de la Liga argentina. Una noche vi un River-Newell's. ¡Y River ganó por 5-1! A pesar de eso, hubo un jugador que me llamó la atención. Me dije: '¡Joder! ¿Quién es ese?'. Al fin de semana siguiente viajé a Argentina para verle en el campo. Quedé con él y lo único que recuerdo es que se le salía la vida por los ojos. ¡Era imposible que fracasara! En cinco minutos supe que había que ficharle. Luego, Sergio Kresic, que no quería a los suramericanos, lo tuvo un año en el banquillo. Yo no lo podía creer. Pero el tipo me animaba a mí. 'No se preocupe, que cuando me ponga no me quita más', me decía".

Mientras Kresic fue el técnico del Valladolid, Heinze no jugó. En aquella época vivió su etapa más dura. Tenía 20 años. Un día, el preparador físico del Valladolid, Alberto Giráldez, se lo encontró en la plaza Mayor. "No olvidaré esa mirada perdida", dice Giráldez; "estaba sentado en un pivote de tráfico, solo en medio de la plaza, con la cara entre las manos. Nunca había visto a un chico tan triste por quedarse fuera de una convocatoria".

Con el tiempo, Heinze vendió más camisetas que Ronaldinho en el París Saint Germain. Unos años más tarde, en 2005, los hinchas del Manchester United le votaron como mejor jugador del año. Cuando Alex Ferguson mandó a Carlos Queiroz a que le pusiera el brazalete de capitán, su respuesta fue de asombro: '¡Míster! ¿Pero cómo? ¿Yo, capitán..., con estos jugadores?".

El día de su presentación conjunta con Robben, el presidente madridista, Ramón Calderón, le acompañó hasta el césped y le dijo señalando a la multitud: "¡Mira cómo te quieren!". Calderón se sintió maravillado ante la lucidez de su nueva adquisición: "¡No vienen a verme a mí, presidente; vienen a ver a Robben!".

Ayer, el chico que se comía la vida por los ojos prefería seguir en el vestuario. Había trabajado muy duro para llegar ahí.

Heinze, en un partido ante el Betis.
Heinze, en un partido ante el Betis.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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