Todo fútbol
Arsenal y United empatan tras un partido eléctrico y sin concesiones
Pocas Ligas han sabido invertir mejor que la Premier, capaz de salpicar de talento las jurásicas señas que han distinguido al fútbol británico. Se mantiene el juego vertiginoso de toda la vida, el que no admite concesiones, el que sacraliza los partidos de ida y vuelta, el que se rebela contra todo aliño superfluo. Constantes a las que los clubes de mayor jerarquía han añadido futbolistas de alto rango, jugadores aptos para acelerar con clase. Es el caso del Arsenal y el Manchester United, instalados en el gotha del fútbol mundial no sólo por su heráldica, sino por su exquisitez. Ayer lo certificaron de nuevo tras un partido de muchos decibelios en el que ambos ofrecieron lo mejor de su repertorio, con Cesc, Rooney y Cristiano Ronaldo como grandes protagonistas, lo que siempre abrillanta cualquier cartel.
ARSENAL 2 - MANCHESTER UNITED 2
Arsenal: Almunia; Sagna, Touré, Gallas, Clichy; Eboué (Walcott, m. 75), Flamini; Rosicky (D. da Silva, m. 81), Cesc, Hleb (G. Silva, m.81); y Adebayor.
Manchester United: Van der Sar; Brown (O' Shea, m. 70), Ferdinand, Vidic, Evra; C. Ronaldo, Anderson (Saha, m. 76), Hargreaves, Giggs; Tévez (Carrick, m. 76) y Rooney.
Goles: 0-1. M. 45. Rooney. 1-1. M. 48. Cesc. 1-2. M. 82. C. Ronaldo. 2-2. M. 92. Gallas.
Árbitro: H. Webb. Amonestó a Evra, Hargreaves y Cesc.
Emirates Stadium: 60.000 espectadores.
Con el catalán como guía, el Arsenal remontó por dos veces al United, que exhibió un fútbol menos elaborado pero con mayor pegada. Son dos equipos de autor. Al primero lo ha esculpido un visionario francés: Arsène Wenger. Éste es su tercer acto de una obra que comenzó con Overmars, Petit y otros cuantos, que dio paso al equipo liderado por Vieira y Henry y que en la actualidad es la mejor clonación del inolvidable Ajax de los setenta. Un equipo de academia, con acné, sin derroches financieros y con un estilo inconfundible al que pastorea un todocampista de 20 años. Cesc defiende, asiste y remata, como en el primer gol gunner, su sexto en la Liga. Pero es mucho más: él arenga a todos, discute con el árbitro y atiza a su volcánica hinchada. Nada que ver con ese chico de aire deprimido al que recluta Aragonés. A su alrededor, unos cuantos atletas africanos con el empeine bien pulido, caso de Sagna, Eboué y Abdebayor, que descarga el juego para el pelotón de llegadores de Wenger. En este Arsenal, como en aquel Ajax de Cruyff y Keizer, todos son señuelos: nadie está y todos llegan.
Enfrente, el United, la enciclopedia de Alex Ferguson. Giggs, ahijado del técnico, pone la sabiduría; Cristiano Ronaldo, la chistera; y Rooney se basta para simbolizar a la mejor caballería. Suyo fue el tanto que adelantó al United, tras un remate que rebotó en Gallas, el mismo que corregiría la faena para el Arsenal ya en la prolongación. Justo premio, justa igualada, para dos escuelas admirables que no defraudaron. Dos equipos con tanto ánimo como categoría. Dos equipos que engrandecen este juego por su ancla con sus raíces y su adelanto al futuro. Todo fútbol y nada más que fútbol.
Otros resultados. Middlesbrough, 1; Tottenham, 1. Wigan, 0; Chelsea, 2. Blackburn, 0; Liverpool, 0.
Incomprensible apagón de TVE
Severiano Ballesteros, uno de los cinco grandes genios que ha dado el deporte español (junto a Santana, Nieto, Indurain y Alonso), jamás ha olvidado la humillación a que le sometió Televisión Española en 1984. Seve estaba a punto de ganar el Abierto Británico cuando la entonces monopolística televisión estatal cortó la emisión en directo en el decisivo hoyo 18 para conectar con la cuarta carrera del hipódromo de Lasarte. Un caballo llamado Yusuf se impuso a Ballesteros, todo un disparate en aquella arcaica y rancia España que manejaba a capricho la gerontocracia de la pantalla pública.
Veintitrés años después, con la competencia a mordiscos, nada nuevo en TVE. A principios de curso, la estatal tocó el tambor para anunciar con luces de neón que había comprado la Liga inglesa, el edén del fútbol junto al campeonato español. TVE invirtió 11 millones del ahorro público en unos derechos que esta temporada le cuestan 3,7. Una cantidad gravosa para un imperio en ruinas, una empresa paquidérmica habituada al derroche. Ayer, el último ejemplo. En Londres se jugaba el partido del siglo en la Premier, el Arsenal, hoy el que mejor juego despliega del universo, el equipo de Cesc, el quinto beatle de los gunners, ante el United, el gran trovador del fútbol británico en la última década. TVE maquilló su programación y difundió que se emitía en La 2 a las 16.00 cuando era un diferido, puesto que el choque comenzaba a las 13.45.
El travestismo fue aún peor. Con tres cadenas como autopistas -La Uno, La 2 y Teledeporte-, no hubo directo; aún peor, el telediario del mediodía informó del resultado; y aún peor, no hubo el diferido anunciado de las 16.00. El funcionario de servicio prefirió ofrecer simultáneamente por La 2 y Teledeporte el partido de tenis entre Nadal y Baghdatis, que comenzaba a las 15.30, más o menos al término del Arsenal-United. TVE rebobinó la cinta a las 18.15, cuando ya anochecía en Londres y en Madrid. "Un partidazo", decían sus comentaristas casi tres horas después de sellado el duelo. Un agravio para Cesc, un mal recuerdo para Ballesteros y otro despilfarro de Televisión Española con la hucha pública.
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