El tiempo cercado
Desentrañar los misterios que están vinculados al paso del tiempo ha sido una de las ocupaciones y obsesiones de filósofos y artistas a lo largo de los siglos y el arte contemporáneo no es ajeno a estas inquietudes. Precisamente un acontecimiento temporal -el quinto aniversario del Museo Marco de Vigo- es la excusa perfecta para reunir obras de una treintena de artistas y analizar la cuestión desde perspectivas muy diversas. Tiempo al tiempo cumple además el requisito de ajustarse perfectamente a lo que ha sido la interesante trayectoria del centro gallego en estos años. Como la mayoría de las exposiciones que acogen sus salas se trata de una muestra colectiva con un leitmotiv temático y que reúne en el mismo espacio a obras de creadores ya consagrados en el panorama internacional con las de figuras emergentes.
Tiempo al tiempo
Museo Marco
Príncipe, 54. Vigo
Hasta el 17 de febrero de 2008
La propia selección de artistas invitados a esta muestra ya constituye un viaje a través del tiempo. El recorrido cronológico comienza en los años sesenta con piezas de artistas como Nam June Paik, Victor Burgin o David Lamelas y, con algunas paradas, termina en la actualidad. La instalación Moon is the oldest TV, realizada por Nam June Paik (Seúl, 1932-2006) a mediados de esa década, es una de las piezas que causaron sensación en su momento por su modernidad en el uso de la tecnología. El artista coreano colocó doce monitores de televisión formando una especie de semicírculo en los que se representan las fases de la luna creciente hasta su desaparición. De esta forma tan poética se alude al concepto del paso del tiempo.
Una reflexión más teórica sobre el concepto espacio-tiempo puede apreciarse en las piezas realizadas por artistas como Victor Burgin (Sheffield, 1941) o Douglas Gordon (Glasgow, 1966), mientras que la síntesis del tiempo detenido y la decadencia se resume en las fotografías de William Egleston (Memphis, Tennessee, 1939). La perspectiva más científica sobre el paso del tiempo aparece en las obras de los artistas españoles Jorge Peris (Valencia, 1969) y Rubén Ramos Balsa (Santiago de Compostela, 1978). El italiano Daniele Puppi (Pordenone, 1970) funde lo antiguo y lo moderno al recrear un objeto milenario -el famoso gong chino- con innovadoras técnicas digitales.
El regreso al pasado es otro de los rasgos que distinguen a algunos de los artistas presentes en la muestra. Tal vez el que lo hace de forma más evidente es el peruano Fernando Bryce (Lima, 1965) que adopta la personalidad de un museógrafo para presentarnos una exposición creada por él mismo e integrada por obras maestras de la pintura occidental, en forma de reproducciones en offset y litografías industriales.
La reinterpretación de la historia del arte y sus símbolos también están presentes en artistas como Giulio Paolini (Génova, 1940), Nedko Solakov (Cherven Briag, Bulgaria, 1957) o Sam Taylor-Wood (Londres, 1967). Paolini se sirve de soportes como esculturas de escayola y fotografías para explorar la relación entre el arte y la historia y cuestionar el concepto de original y copia. Solakov concede vida propia a algunos elementos de las pinturas tradicionales, que abandonan la cárcel que suponía para ellos el marco del cuadro y llenan las paredes del museo de divertidos comentarios sobre las nuevas situaciones en las que viven. Por su parte, Sam Taylor-Wood aporta una nueva perspectiva sobre la temática de las naturalezas muertas, un asunto por el que se han interesado muchos artistas pero que en manos del artista británico cobra una nueva dimensión.
Las teorías del eterno retorno y del carácter circular de la historia están muy presentes en la mayoría de las propuestas de estos artistas. Tras muchos siglos de debate entre creadores de distintas disciplinas todavía resulta difícil definir con precisión en qué consiste el paso del tiempo. Hay algo mágico y misterioso en la forma en la que el tiempo afecta a las cosas y en el arte este fenómeno se acrecienta porque el paso del tiempo tiene la propiedad de dar o restar valor a una obra. -
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