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Motociclismo | Gran Premio de Australia

"Yo daba gas y no me caía. Iba seguro. Sabía que era mi día"

Oriol Puigdemont

Cuando Jorge Lorenzo se divierte, sus rivales se desesperan. Y ayer, en un circuito en el que venció en 2006, el mallorquín, de 20 años, disfrutó de lo lindo. "Nunca gané con tanta diferencia respecto al segundo", reconoció. "Ni cuando era pequeño y las distancias entre pilotos resultaban abismales. Conseguir algo así en un Mundial era algo que no podía ni imaginar", añadió Giorgio, que a menudo circuló a un ritmo de casi un segundo por vuelta más rápido que sus perseguidores. "Lo conseguí a base de divertirme como nunca. Yo daba gas y no me caía. Iba seguro. Sabía que era mi día", certificó el campeón; "me divertía tanto que incluso iba con la moto cruzada, derrapando, durante 100 metros".

Aunque las cámaras no lo registraron, Lorenzo tuvo algún problema. Primero, con el viento, que sopla fuerte en la zona del mar de Tasmania, donde se emplaza el circuito de Phillip Island: "Fui pelándome con la moto toda la carrera y tenía los brazos reventados". Y luego, con tres gaviotas que se posaron en medio de la pista: "Por fortuna, salieron volando aunque una me golpeó el casco. Fue un momento tenso". Al final, sin embargo, remachó: "No me apretaron. Podía haber ido un poco más rápido". ¿Y el título?, se le preguntó. "¿Cuánta gente ha roto la moto en el Mundial?", respondió; "mucha; así que no me relajaré".

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