Walter Kempowski, el cronista de Alemania

Walter Kempowski tardó en tener reconocimiento por su obra, que se consideraba poco literaria. Su Crónica alemana consta de nueve volúmenes publicados en la década de los setenta. Su otra gran obra se titula Echolot, un nombre extraño que significa sonar, el aparato para detectar objetos submarinos. En una especie de diario colectivo, realizado en la década de los noventa y concluido en este siglo, Kempowski sólo escribió la página introductoria. El resto es una compilación de historias escritas por individuos más o menos anónimos. Por medio de anuncios en la prensa, Kempowski adquirió diarios personales, cartas familiares, fotografías y relatos biográficos que luego incluyó en su monumental obra.

En una de sus últimas entrevistas el escritor declaró que su función había sido la de "abogado de los muertos" que trató de dar voz a los que no la tenían. De esa compilación de materiales para Echolot, Kempowski llegó a reunir cientos de miles de fotos y millones de páginas que donó a la Academia de Bellas Artes en Berlín, donde el pasado mes de mayo se realizó una gran exposición que el autor no pudo ver porque el cáncer lo devoraba y no pudo desplazarse a la capital alemana.

Con menos de 20 años, la policía política soviética NKWD lo detuvo un 8 de marzo durante una visita a la casa de su madre, en Rostock. Un tribunal militar soviético lo condenó por presunto espionaje a 25 años de cárcel y lo internaron en la prisión de Bautzen, que adquirió triste fama en la desaparecida República Democrática Alemana. Sus declaraciones en los interrogatorios provocaron el encarcelamiento de su hermano y también de su madre, acusada de no haber denunciado el espionaje. Salió libre el día 8 de marzo de 1956 cuando se cumplieron exactamente ocho años de prisión. Kempowski se marchó inmediatamente a la República Federal de Alemania, se examinó de la prueba de madurez y se hizo maestro de escuela, profesión que ejerció durante muchos años en pequeños pueblos del norte de Alemania.

De su experiencia carcelaria surgió su primera obra, En el bloque. Un diario de la prisión, que publicó en 1969 y pasó sin pena ni gloria. No se llegaron a vender ni 1.000 ejemplares. Eran los tiempos de la revuelta estudiantil, que no eran muy favorables para un texto que podía ser recibido como anticomunista. Su novela autobiográfica Tadelllöser & Wolff, que forma parte de la Crónica alemana, se hizo popular gracias a la versión televisiva.

Kempowski convirtió su casa en el pueblo en un lugar de discusión literaria, de cita y lectura de textos. En octubre de 2006 enfermó de gravedad y llevó el cáncer con gran entereza. Aunque no quería "coquetear con la muerte", se burlaba de los médicos que "me dieron tres meses de vida y ya llevo tres años". En una de sus últimas entrevistas en la radio declaró: "Tengo 78 años y ya es hora de despedirse. Ya hice bastante, fui 30 años pedagogo y escribí 40 libros. Ya es suficiente". También dijo que moría contento y se alegraba de poder "reñir con Dios".