El Betis aparca su primera crisis con una fácil goleada sobre el Mallorca

El sol calentó ayer las gradas del estadio de Heliópolis tras muchos meses, casi una gestación. Una larga temporada en la que, aunque el cemento del campo verdiblanco era una solana, sus ocupantes padecían tiritonas. El Betis obtuvo una victoria, con goleada además, que otorga al entrenador y a la plantilla parte de la confianza que los béticos estaban deseando brindarles desde hace tiempo. Es cierto que el dominio verdiblanco durante la mayor parte del partido tiene que verse con algún e importante matiz. Pero sería injusto minusvalorar el trabajo duro de los futbolistas por, al fin y al cabo, yerros de su contrincante.

La primera pista de lo que iba a ofrecer el Mallorca en la disputa no tardó ni tres minutos en llegar. Pereyra retrasó una pelota con pachorra y desatino y acabó alimentando un ataque verdiblanco por la banda izquierda que a punto estuvo de convertir Sobis en gol. Los verdiblancos se vieron capaces desde muy pronto y encontraron su mejor apuesta en las bandas, principalmente en la izquierda y en esa pierna del argentino Caffa. Mientras los béticos estrellaban su voluntad contra su propia falta de acierto, el Mallorca se dispuso a esperar el balón que la calidad de sus futbolistas en el ataque convirtiera en ventaja. Las dos veces que Ibagaza se animó a profundizar en terreno bético supusieron las dos oportunidades más claras de los suyos en casi todo el encuentro. Varela llegó a batir a Ricardo con una magnífica volea, pero lo hizo en fuera de juego y el tanto fue anulado. Güiza también estuvo cerca del gol tras una duda intolerable de Rivas, que dejó botar el balón en su área en vez de cabecear a su portero. Pero entonces no se sabía lo que iba a hacer Ballesteros. El central soltó el brazo contra Caffa, al que había regateado con estilo, en una de esas reacciones de a mí no me tose nadie. De falta a favor, a expulsión propia.

La segunda mitad fue la lucha del Betis contra su falta de gol. El Mallorca hacía la tortuga mientras los minutos se anudaban al cuello de la moral de los verdiblancos. Hasta que Xisco marcó fácilmente. Entonces, la parroquia comenzó a disfrutar y el fútbol premió con el gol a dos de los que más se lo merecían. El Mallorca también se ganó lo que tuvo.