_
_
_
_
_
Reportaje:Fútbol | Primera jornada de la Liga de Campeones

Pirlo enciende al Milan

El medio lidera al campeón y Torres debuta en la fase final

El día que la Champions vio a Fernando Torres verstirse de largo, Pepe Reina se quedó corto. Debutaba el punta con el Liverpool en la fase final de la Copa de Europa -tras jugar en la previa-, y cuando todavía no había roto a sudar, Reina ya había cometido penalti. El partido del Liverpool se resumió en dos fallos y un papel. Hyypia, lentísimo, se dejó hacer un descosido en el centro de la defensa. Reina, protagonista de una noche poco afortunada, fracasó intentando arreglarlo. Y Rafa Benítez, su entrenador, vivió la escena estrujando un papel en el banquillo. De sus notas salió la solución para el examen del Oporto (1-1). A los diez minutos, Kuyt empataba tras un saque de falta cocinado en el laboratorio de Anfield. De Torres, peleado con la zaga portuguesa, poco más se supo.

Shevchenko salvó al Chelsea, que bordeó la crisis con su empate ante el Rosenborg

Peor rato pasó el Benfica de José Antonio Camacho. El equipo portugués tenía una prueba de altura: el Milan. El campeón de Europa. Ayer, más que nunca, el equipo de Pirlo. El medio italiano abrió el marcador con un gol de falta. Filtró un pase fantástico para que Inzaghi le emulara. Y dejó a Seedorf solo ante el portero con otro toque sutil, un único gesto lleno de malas intenciones contra la portería portuguesa. Pirlo, que vio debutar en Champions al ex madridista Emerson con la camiseta del Milan, catalizó la avalancha ofensiva de su equipo: 21 disparos, 10 a puerta, deslucidos por el postrero gol de Nuno Gomes (2-1).

El primer gol de la Copa de Europa, sin embargo, tardó menos. Llegó a los cinco minutos. Lo marcó Brandão y fue todo un aviso: el Shakhtar, que lleva años gastando dinero para compensar en la nómina el frío de Ucrania, es un equipo duro, de trazo industrial y final ácido. Lo sufrió el Celtic. Y lo celebró Lucarelli, que respondió a lo abultado de su contrato, el mismo que le ha sacado de su querido Livorno, cerrando con un cabezazo el libro de regates, desmarques y aprovechamiento del espacio que había precedido a su remate. A los siete minutos, el Celtic ya había perdido (2-0).

El Chelsea, por su parte, se llevó un susto con olor a crisis frente al modesto Rosenborg (1-1), un clásico de la Copa de Europa que hasta ahora sólo ha ganado un partido a domicilio. No estaba Lampard. Tampoco Drogba. Ni Ballack. Ni Essien. Tantas eran las bajas que José Mourinho tuvo que ponerse en manos de Shevchenko, un veterano millonario que sólo había sido convocado una vez en lo que va de curso. El ucraniano dio para marcar el empate y armar un par de jugadas de mérito. Del resto, salvando a Malouda, nada se supo. Y a Roman Abramovich, el millonario dueño del Chelsea, que planea ganar la Champions dos veces en los próximos diez años, le dio la risa en el palco.

Torres, a la izquierda, sufre la entrada de Perdomo.
Torres, a la izquierda, sufre la entrada de Perdomo.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_