Van der Vaart mantiene el pulso
El medio sigue presionando al Hamburgo, pero no logra que lo traspase al Valencia
Llegado a un acuerdo económico con el Valencia, Rafael van der Vaart aceptó la sugerencia del club de Mestalla. Había que presionar al Hamburgo para que accediera a negociar su traspaso. ¿Cómo? Pues declarando en la prensa alemana que su sueño es jugar en Mestalla. Una vieja táctica, poco ética, pero bastante efectiva. Cuando un jugador quiere marcharse, se marcha, dice una ley no escrita del fútbol. O no.
Sintiéndose traicionados por su principal estrella, el Hamburgo y su hinchada han reaccionado de manera furibunda: presentando una denuncia contra el Valencia en la FIFA -por negociar con un futbolista con más de un año de contrato- y, en el caso de los seguidores más radicales, escupiendo amenazas e insultos contra el mediapunta holandés, lo que ha denunciado su esposa, la modelo Sylvie Meis, que dijo temer por el hijo de ambos, Damian.
El holandés juega hoy en casa frente al Leverkusen ante un público que se le presenta muy hostil
Tras las declaraciones de Van der Vaart, el presidente del Valencia, Juan Soler, se las prometió muy felices y se atrevió incluso a aventurar que el mediocampista, de 24 años, estaría anoche en la presentación del equipo en Mestalla. El entrenador, Quique Flores, también las saludó con entusiasmo: "Nos enamora todavía más un jugador que diga que quiere venir aquí". Y, mientras tanto, según el plan previsto, Van der Vaart fingía una lesión y evitaba enfrentarse al Honved de Budapest en un partido clasificatorio para la Copa de la UEFA el pasado miércoles. Las puertas de la Champions, con el Valencia, seguían abiertas.
La presión, sin embargo, no ha surtido efecto. El Hamburgo, que es un clásico del fútbol alemán aunque su última Bundesliga se remonte a 1983, sigue sin atender ninguna oferta. No quiere que se repita la historia. La que sufrió al principio del curso pasado, recién empezada la Liga, cuando el también holandés Boulahrouz, que era el líder de la defensa, se salió con la suya. El ahora jugador del Sevilla fingió una lesión, se marchó al Chelsea y el Hamburgo pagó esa baja inesperada con un penar por el campeonato que sólo salvó a última hora gracias precisamente a un tramo espectacular de Van der Vaart, un centrocampista con gol, con personalidad para llevar las riendas y con experiencia ya en dos grandes Ligas. A los 19 años ya era capitán del Ajax. Y una de las grandes apariciones del fútbol holandés, más tarde apagada por las lesiones. Hasta tal punto que, en vez de emigrar a España hubo de hacer escala en Alemania.
De madre gaditana, Rafael está desesperado por jugar en la tierra de sus ancestros. Pero una especie de maldición se lo impide. En distintos momentos, el Madrid y el Barça se interesaron por él. Por distintos motivos lo descartaron. Su siguiente paso fue posar esta semana para el diario As junto a la camiseta valencianista, imágenes que circularon ayer por internet subiendo la indignación de los seguidores alemanes. Malestar comprendido por el propio capitán de Mestalla, Albelda, que declaró: "Si aquí alguien hace lo mismo, no pasa de la valla".
El Hamburgo se muestra inflexible. Está convencido de que no podría encontrar a un recambio de la clase de Van der Vaart ni por 18 ni por 20 millones, que es lo que está dispuesto a pagar el Valencia. Y su entrenador, Huub Stevens, lo ha convocado para que dispute hoy, ante sus aficionados, el encuentro de la Liga ante el Bayer Leverkusen. Ante un público muy hostil.
Mientras, el Valencia se resiste a arrojar la toalla. "No podemos dejarlo tirado ahora", dijo una fuente valencianista subrayando el compromiso moral adquirido con el holandés. El club de Mestalla se ha pasado el verano anunciando el fichaje de un mediocentro creativo. Y, tras fracasar con Lucho González y Kallstrom, que se negaron a presionar a sus clubes, el Oporto y el Lyón, ahora también ha preguntado por Riquelme, éste sí declarado transferible por el Villarreal. Con dos pequeños inconvenientes: su astronómico sueldo (unos cuatro millones por temporada) y las turbias relaciones del club castellonense con el valenciano.
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