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Reportaje:

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Un pintor dibuja ilusiones ópticas que sólo se ven a través de cámaras

El ojo humano no es muy listo. Lo sabe Julian Beever, un inglés de 47 años, piernas largas e imaginación kilométrica. Él está cavando a unos metros de la Torre Picasso un pozo de piedra sobre el que fluye una cascada. Los ejecutivos se paran. Miran al suelo. Allí descubren a unos macacos que ríen. A su lado está Beever, que retoca a los monos con tizas y una esponja. Forman parte del dibujo tridimensional que está creando en el suelo de la plaza de Manuel Gómez Moreno. Pero el ojo humano lo ve como un dibujo normal. Las cámaras de fotos y vídeo y las imágenes que toman estos aparatos hacen que el diseño cobre perspectiva. Que la cascada tenga pendiente. Que los monos hagan equilibrios.

La selva de Beever forma parte de una campaña publicitaria que ha organizado la marca Herbal Essences. Estará terminada hoy. En la plaza se colocarán cuatro pantallas para que reflejen lo que el ojo humano no puede ver. Ésta es la primera vez que el dibujante llega a Madrid. El mes pasado estuvo en Salamanca, donde pintó una rana, una ballena y mucha agua. Exotismo. Su máxima.

Dice Beever que le gusta todo lo que conlleve aventura y embutirlo en medio de la realidad, de las calles y sus edificios. Bromea. Explica que lleva 46 de sus 47 años desafiando el ojo humano con estas pintadas. Ríe. ¿Ha copiado la técnica de algún artista? Beever hace un mohín y suelta un: "No. La originalidad está en contra de eso". Aprendió la técnica probando. De probar salió su primera obra, la cara de Shakespeare en una acera de Stratford-upon-Avon, la localidad natal del escritor. Lo cierto es que su forma de pintar se basa en la anamorfosis, que crea una ilusión óptica. La describió el artista Piero della Francesca en el siglo XV.

Beever la ha democratizado. Y la gente se ha quedado prendada. La gente y las empresas de medio mundo. Ha trabajado en Francia, Alemania, Estados Unidos... Luis Paz, un fan, se lo sabe al dedillo. Ayer estaba husmeando sobre el hombro de Beever. Para ver qué hacía. "Es alucinante", exclamaba. Su hija María observaba cómo el inglés colocaba una soga junto a la cascada. Se acercaba a la cámara que el artista había colocado frente a la selva y los micos. Y miraba. Porque al ojo humano se le puede poner trampas.

Beever posa sobre la catarata que está pintando en la plaza de Manuel Gómez Moreno, al lado de la Torre Picasso.
Beever posa sobre la catarata que está pintando en la plaza de Manuel Gómez Moreno, al lado de la Torre Picasso.EFE
Es la primera vez que el artista está en España. Estará hasta el jueves en Nuevos Ministerios.Vídeo: LUIS ALMODOVAR, BEATRIZ NICASIO, BLANCA VIELVA
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