Jaksche abona la teoría conspirativa de Manolo Saiz

Las confesiones de Jörg Jaksche ocupan hoy 13 páginas en la revista alemana Der Spiegel. Constituyen, en forma de entrevista, el autorretrato completo de un ciclista en la bisagra del cambio de siglo, el retrato descarnado de un deporte que después del caso Festina (1998) puso todos los medios a su alcance para que todo siguiera igual sin que se notara. Hasta que la Operación Puerto (2006) hizo desvanecerse la ilusión.
La Operación Puerto estalló con la detención de Manolo Saiz, maletín con 60.000 euros y caja con medicinas prohibidas en la mano, en compañía de Eufemiano Fuentes. En su defensa, Saiz siempre habló, sin dar nombres, de una emboscada, de una conspiración para quitarle el Liberty de las manos. No tuvo mucho éxito tal versión, pero precisamente Jaksche la refuerza en un momento de su entrevista. "Saiz acudió con dinero porque quería reanudar la relación con Eufemiano, rota tras los casos de Nozal y Ribeiro y el positivo de Heras en la Vuelta de 2005", dijo Jaksche; "y quería volver con Eufemiano porque un corredor que había fichado ese año y su mánager le presionaron. No habían tenido buenos resultados y exigían tratamiento médico".
"¿Se refiere a Vinokúrov y su representante, Toni Rominger?", le preguntan. "Ya he dicho que no voy a citar nombres", responde Jaksche.
Tras perder a su patrocinado Liberty, Vinokúrov medió para que el Gobierno de Kazajistán financiara a Saiz. La expulsión del Tour, sin embargo, significó la ruptura absoluta. Vinokúrov y Astaná buscaron otra estructura, que organizó precisamente Rominger y que es la que gestiona el actual equipo del campeón kazajo.
Según Jaksche, que tenía un contrato firmado con Active Bay, la sociedad de Saiz le adeuda aún unos 500.000 euros. La vista de la demanda laboral contra Saiz y Astaná por la cantidad adeudada iba a haberse celebrado hoy en Madrid, pero el juez la ha aplazado hasta el 30 de noviembre.
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