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Reportaje:

El granjero real

Carlos de Inglaterra explota una finca ecológica y rentable

El príncipe Carlos es un granjero singular. Pionero de la agricultura orgánica mantiene también una decidida cruzada para prevenir la extinción de especies ganaderas antaño comunes en el Reino Unido. En su granja del condado de Gloucester, a menos de dos horas de Londres, pastan raros puras razas de ovejas, vacas, carneros, caballos de labranza y cerdos de distintas regiones británicas.

El primogénito de la reina Isabel abrió su granja a EL PAÍS y mostró su apuesta por la diversidad genética y la conservación del espacio rural. Le gustaría retroceder en el tiempo a una era de explotaciones familiares, sin prácticas intensivas, y está decidido a demostrar que su visión también puede ser rentable.

Carlos explota su granja, Duchy Home Farm, desde 1985. En terrenos próximos a su mansión campestre, Highgrove, que hoy cubren unas 450 hectáreas más otras 300 hectáreas que cultiva para sus vecinos. Bajo un sistema orgánico, por supuesto, y con una media de beneficios en torno a los 50.000 euros al año sobre unos ingresos de 1,2 millones. De la UE recibe subsidios de unos 140.000 euros anuales.

El principal cliente de la granja es otra empresa del príncipe, Duchy Originals. Especializada en alimentos orgánicos, lanzó su primer producto, unas galletas de avena, en 1992. Bajo la marca Duchy se comercializan hoy unas doscientas variedades alimenticias, desde salchichas y jamón a cerveza, salsas y menús prefabricados. Los beneficios, un total de 1,75 millones de euros en el último año fiscal, se destinan a las fundaciones benéficas de Carlos.

Los supermercados Waitrose, los reputados grandes almacenes Fortum & Mason, carniceros de élite y comercios independientes del Reino Unido y el extranjero tienen entre su género los productos del príncipe agricultor. En el restaurante de los hoteles Ritz se sirve carne orgánica del ganado de Duchy Farm. Además, la granja distribuye entre unas 200 familias de su región cestas de verduras, frutas y tubérculos de temporada, como zanahorias, espinacas, patatas y manzanas. La regenta David Wilson, un granjero que acostumbra a ir al trabajo con corbata y gemelos en la camisa.

Del futuro rey se dice que comprende mucho mejor que los políticos los problemas del campo. Es un interés que han heredado sus hijos, Guillermo y Enrique, aficionados, como él, a la caza, pesca y actividades rurales. Los tres príncipes solían cabalgar por las campas de Duchy Farm siguiendo el rastro del zorro. La granja continúa abierta a las cacerías con perros siempre que sus responsables respeten la ley.

Carlos además es un convencido de que hay que actuar contra el cambio climático y por eso ha establecido programas de ahorro energético en sus residencias. Y por si fuera poco además ha prometido huir del avión privado para no incrementar las emisiones de CO2, sentimiento que al parecer no comparte con su esposa Camila que hace unas semanas tomó uno para pasar unos días en Grecia con unas amigas.

La mansión campestre de Highgrove.
La mansión campestre de Highgrove.

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