Vecinos de El Prat dicen que las obras del AVE vuelven a provocar grietas
Adif se compromete a utilizar maquinaria menos agresiva para no causar vibraciones
Vecinos de la calle de Ignasi Iglesias de El Prat de Llobregat atribuyen la aparición de nuevas grietas en sus casas a las obras del AVE. El pasado mes de enero, decenas de familias del casco antiguo de la población denunciaron la aparición de brechas en la fachada de sus viviendas próximas a los trabajos de construcción del tren de alta velocidad. Sin embargo, esta vez se han descubierto las grietas en un radio mucho más amplio, en cinco casas unifamiliares de poco más de 10 años de antigüedad situadas a tres manzanas de la zona de obras.
Fuentes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), empresa pública encargada de los trabajos, explicaron ayer que se investigará la procedencia de los desperfectos, que se repararán en caso de demostrarse que tengan su origen en las obras.
La familia del número 181 de la calle de Ignasi Iglesias, una casa unifamiliar adosada, dio la voz de alarma el lunes por la noche. "Las grietas habían aparecido hace algunas semanas, pero en los últimos días han ido a más", explicó la presidenta de la Asociación de Vecinos del Núcleo Antiguo, Rosario Amador, que vive en la misma calle. Las aperturas se encuentran tanto en las paredes del interior de la vivienda como en la fachada. Otras cuatro casas de la misma comunidad están afectadas. La primera denuncia llegó ayer a las oficinas que Adif abrió en El Prat para atender a la población tras la primera oleada de aparición de brechas. En los próximos días los vecinos aseguraron que harán llegar más demandas.
Viaducto del Llobregat
Las obras del AVE avanzan en estos momentos por dos puntos en El Prat. En el centro del municipio se están realizando tareas de pilotaje, es decir, se excavan agujeros para crear las nuevas pantallas laterales del túnel. Adif se ha comprometido verbalmente frente a los vecinos a utilizar maquinaria menos agresiva para no provocar vibraciones sobre el terreno.
Por otra parte, se está construyendo el viaducto que cruza el Llobregat, donde se está colocando el hormigón bajo tierra sobre el que se sustentarán las columnas del nuevo puente. Las viviendas con nuevas grietas están más próximas a este segundo lugar. Aun así, unos 200 metros de distancia les separan de las obras. Las calles de Ferrocarril, Anselm Clavé y Mercat quedan entremedio. Este hecho es lo que alerta más a los vecinos: "El radio de afectación va más allá de lo que pensábamos", comentó Amador. Por ello, los vecinos sostienen que el problema no tiene su origen en un movimiento de las paredes laterales del túnel del AVE, como sostuvo un informe encargado por Adif. Los afectados mantienen que los problemas irán a más porque el terreno deltaico de El Prat es muy inestable. "Se ha dañado el acuífero y hay corrimiento de tierras; si no, no se explica que las repercusiones lleguen tan lejos", sostuvo la portavoz vecinal. Adif se encarga de realizar un control exhaustivo de la evolución de las primeras grietas detectadas cerca de las obras.
Los vecinos, que cifran los desperfectos en nueve millones de euros, manifestaron ayer su malestar porque Adif niega que todas las grietas detectadas y denunciadas en viviendas del casco antiguo sean producto de las obras del AVE. Adif revisó entre febrero y marzo 412 viviendas del casco antiguo. En sólo 123 no apreció daño alguno. No obstante, afirmó que muchas grietas son anteriores a la construcción de la alta velocidad.
Fuentes del Ayuntamiento de El Prat de Llobregat afirmaron ayer que Adif se encarga de gestionar estos casos siguiendo el protocolo establecido desde el inicio de la aparición de las grietas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.