"Apostaré por el transporte público"

Pregunta. Nadie esperaba que el botellón se convirtiera en invitado estelar de la campaña, tras denunciar el alcalde que la izquierda ha convocado la última cita de los jóvenes "para reventar las elecciones".

Respuesta. Me sorprende la osadía del alcalde. En el botellón debería callarse porque ha cambiado de opinión muchas veces. Como delegado del Gobierno echaba la culpa a los ayuntamientos, después lo usó como arma arrojadiza y culpó a la Junta, y ahora responsabiliza a la izquierda de su convocatoria. No me gusta como fenómeno social, pero abordar el botellón requiere estrategia y paciencia.

P. Las encuestas apuntan a que el PP revalidará su mayoría absoluta. ¿Hay algún acuerdo con IU?

R. No hay acuerdo. Por respeto a los ciudadanos les planteo mi alternativa para que me den la mayoría y no contemplo otro escenario. Ni he tenido ni tengo ninguna conversación con nadie. Nuestro proyecto permitirá que Granada se convierta en una de las grandes ciudades del sur.

P. ¿Por qué son el tráfico y la seguridad los dos problemas fundamentales de los granadinos?

R. Uno ya sabía que el tráfico era caótico, pero para el 60% de los encuestados es el primer problema de la ciudad, antes que la seguridad y la vivienda. Eso no pasa en ninguna ciudad de España, y en política hay que atender la principal preocupación. La solución pasa por pensar en términos metropolitanos, ya que más del 70% del tráfico es inducido por el área metropolitana. Cambiaré la estrategia de apoyo al tráfico privado para apostar de manera decidida por el transporte público y rutas peatonales y en bicicleta. El problema de la seguridad es de percepción, pero la Policía Local no está bien organizada y su cúpula está imputada por mobbing y falsedad. Ante eso, el alcalde ni les respalda ni les cesa.

P. ¿Cómo valora la gestión de Torres Hurtado?

R. En los temas importantes son cuatro años perdidos. Existe un abandono de los barrios y basta asomarse al distrito norte para ver las deficiencias en los servicios. Ha centrado toda su gestión en grandes operaciones, y su seña de identidad es la Gran Vía, donde no ha previsto vías subterráneas y habrá que abrirla de nuevo. No ha previsto la entrada del metro por el centro, y es un mero espectador distante en la batalla por el futuro de la ciudad: la innovación. Ha sido un mandato de escaparate y escasa profundidad.

P. ¿Padece la ciudad un déficit de inversiones en grandes infraestructuras?

R. Existe el déficit, pero se está paliando. Después del gran impulso de nuevos equipamientos entre 1986 y 1990, éste decayó en los noventa y se convirtió en dramático con el PP, cuando la autovía Bailén-Motril avanzó 27 kilómetros en ocho años. La ansiedad y sensación de abandono en 2004 era tremenda. Ahora está en marcha la segunda operación modernizadora con los once tramos entre Adra y Nerja en obras, la licitación de la segunda circunvalación de Granada, y 7 de los 11 tramos del AVE en obras.

P. ¿Tiene razón el alcalde cuando alega que la ciudad es discriminada por la Junta al apoyar ciertos proyectos?

R. Nunca me gustó la política del victimismo. Si el alcalde hubiera respetado el primer acuerdo, el metro ya estaría hecho. El responsable de haber perdido cuatro años con el metro es Hurtado, que también denunció el acuerdo firmado con la Empresa Pública del Suelo para construir 1.200 viviendas. Hurtado ha conseguido que se dejen de invertir 126 millones en Granada.

P. ¿Qué conclusión extrae del enfrentamiento entre el alcalde y el concejal de Urbanismo?

R. Es una metáfora espléndida de lo ocurrido en el urbanismo de Granada. No puede ser que los promotores estén haciendo la ciudad, a pesar de defender sus intereses legítimos. Se alternan viales verdes para beneficiar a gasolineras y se vende el subsuelo y la edificabilidad en acuerdos poco claros. La destitución de García-Royo ha puesto en evidencia las tensiones que hay por el control de la gallina de los huevos de oro.

P. ¿Ha perdido pujanza Granada como capital cultural frente a Málaga y Córdoba?

R. Granada no está en los grandes debates y no opta por la capitalidad europea de la cultura. Sevilla y Málaga se disputan la colección Thyssen, pero Hurtado no se ha enterado de que la ciudad debe crecer hacia fuera y no hacia dentro. La ambición es llevarla a la Champions y no a Segunda División.