El atlético Pablo se fue del estadio del Getafe al saber que no jugaría
Pablo Ibáñez no disfrutó de la algarabía rojiblanca en Getafe, de la exhibición del Niño Torres, del baile (1-4) que coloca al Atlético de Madrid, sexto clasificado con 54 puntos, a las puertas de Europa tras años de ostracismo. Cuarenta minutos antes del arranque del encuentro, el defensa abandonó en taxi el Coliséum Alfonso Pérez. Lo hizo indignado, al conocer que no figuraba entre los 18 elegidos para el duelo.
El técnico mejicano, que no vio "marcharse a nadie", mantuvo en vilo a la plantilla hasta el final, pendiente de la evolución de los tocados Luccin y Torres. Los dos fueron titulares. A cambio, Gabi y Pablo se cayeron de la lista. El centrocampista, que la temporada que viene jugará en el Zaragoza, presenció los primeros 45 minutos del partido en el palco. Luego se marchó. Pablo ni eso.
Desde el club restan trascendencia al asunto. En cualquier caso, no habrá castigo para la falta de disciplina: el Atlético estipula por contrato que los no convocados vean los partidos del Calderón. La norma no se aplica lejos del Manzanares.
Titular en 21 partidos de Liga, fijo para Luis en tres de los cuatro partidos de España en el Mundial de Alemania, Pablo fue uno de los que pagó el mal partido del Atlético ante el Espanyol en Montjüic. Aguirre dio la vuelta al equipo contra el Getafe: cinco cambios en el once y variación en el sistema. Al revés que Perea, Pernía y Mista, también castigados el domingo, Pablo perdió la compostura. No es el primer feo del zaguero. Ya en la pretemporada tuvo que rectificar y pedir "perdón" cuando se conoció que había negociado con Juan Palacios, candidato a la presidencia del Real Madrid. La afición no lo olvida. Tampoco que no se daba tamaña alegría, cuatro goles a favor, desde la tercera jornada.
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