_
_
_
_
Reportaje:

¿Cómo despertar a Francia?

Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal se enfrentan a un complicado cuadro económico

La economía ha sido el principal tema de discusión en la semana previa a la segunda vuelta electoral. Un periodo en que Nicolas Sarkozy, desde una perspectiva más liberal, y Ségolène Royal, más cercana al Estado de bienestar, han presentado sus recetas para despertar la dormida economía del país vecino. Lo cierto es que el próximo presidente de Francia no lo tendrá fácil: un desempleo del 8,4%, un crecimiento irregular del 2%, una deuda pública del 63% y un aparato exportador y productivo cada vez menos competitivo son sólo algunos de los indicadores que esperan al futuro inquilino del Elíseo. En medio, las postergadas reformas laborales y reguladoras.

Sarkozy defiende recetas liberales y un recorte del aparato estatal, y Royal propugna un mayor protagonismo del Estado y de las políticas sociales
Más información
España, un socio preferente

Sarkozy y Royal, en su último debate como candidatos a la presidencia, dejaron claro que la economía es una de sus prioridades y cada uno propuso una receta mágica para superar las dificultades. Y es que hoy, cuando los franceses acudan a las urnas, muchos recordarán que la bonanza de finales de los noventa se ha diluido en una década en la que el paro ha aumentado, los precios han subido y en la que Francia ha perdido parte del brillo que la convirtió en uno de los principales motores de la UE y en la tercera economía del continente, con un producto interior bruto (PIB) de 1,8 billones.

Durante toda la década, el gran y casi exclusivo desafío de la Administración francesa liderada por Jaques Chirac ha sido intentar reducir el abultado déficit fiscal. Entre 2002 y 2004, Francia vulneró sistemáticamente el Pacto de Estabilidad de la UE con déficits que llegaron hasta el 3,6% del PIB en ese último año. Con ello, el país pagaba el mantenimiento de décadas de un gigantesco aparato público y de escaso control de las cuentas. Precisamente el control del déficit se podría contar como uno de los logros del actual Gobierno del que Sarkozy es ministro del Interior.

Saneamiento controvertido

Las restricciones de la inversión pública y el aumento de la recaudación tributaria han ayudado a reducir los desequilibrios hasta el 2,9% del PIB en 2005 y el 2,7% en 2006. Los detractores de Chirac señalan, sin embargo, que estos logros se han producido por las fuertes presiones de la Comisión Europea y a costa de restringir la capacidad productiva de la economía. En cualquier caso la cifra sigue siendo elevada para los estándares internacionales y es una de las más altas de la eurozona. Su deuda pública también sigue siendo una de las más abultadas del continente, representando el 63,9% del PIB, desde el 56,8% de 2000.

Gran parte de los problemas económicos de Francia pasan por la actual debilidad de su industria y por una falta de competitividad de sus productos en el exterior. Informes de Golman Sachs y de la OCDE advierten que las estrictas normas del mercado laboral y los altos costes sociales dificultan la competencia de Francia frente a los nuevos socios de la UE y también frente a economías en pleno desarrollo como las de Brasil, Rusia, India o China.

Pero la clase política francesa, lejos de hacer un mea culpa, responsabiliza a la Unión Monetaria y al Banco Central Europeo de sus problemas de competitividad. Sarkozy y Royal han acusado al presidente de la entidad, el europeísta y francés Jean Cluade Trichet, de excesivas rigideces, de elevar los tipos de interés sólo considerando las tasas de inflación y no el crecimiento y de mantener una moneda única excesivamente fuerte. Trichet y la comisión se defienden señalando que el grueso del comercio de Francia se realiza con países que también tienen el euro como moneda y que los actuales tipos de 3,75% se producen en momentos en que la UE podría lograr su mejor dato de crecimiento desde 2000, un 2,7%.

Pero ¿cuáles son las propuestas? El debate entre los candidatos se centró casi exclusivamente en las soluciones para la jornada laboral de 35 horas semanales impuesta por la Administración socialista de Jospin. Soluciones que dieron buena cuenta de la carta de navegación de ambos y que reflejaron a un Sarkozy cercano a concepciones liberales de la economía, con una disminución del aparato estatal y mayores incentivos al trabajo, y una Royal que apostó por un mayor protagonismo del Estado. Para Sarkozy la solución es "trabajar más" y exonerar las cargas sociales de las horas extraordinarias para las empresas, mientras que para Ségolène "no habrá generalización de las 35 horas" si los agentes sociales no se ponen "de acuerdo sector por sector".

Buenos propósitos

En términos generales, los dos candidatos prometen crecimiento -en el caso de Royal, un alza del PIB anual de un 2,5%- aunque ninguno detalla exactamente cómo financiará sus planes. Respecto a la manera de lograrlo, Sarkozy desea retornar al "pleno empleo" al estilo británico y promete hacer retroceder la tasa de paro hasta el 5% al final de su mandato de cinco años. La clave es permitir las horas extra y trabajar más si el empleador y el trabajador lo acuerdan. Royal propone una mayor intervención del Estado para crear contratos especiales para jóvenes o desempleados en situación precaria. Además, propone que el contrato indefinido sea obligatorio.

En temas fiscales, Sarkozy quiere un límite en los beneficios sujetos a impuestos y desea eliminar las tasas sobre los derechos de sucesión para un 95% de los franceses. De igual modo, Ségolène pretende adaptar las ayudas y los impuestos del sector en función de sus esfuerzos a la hora de crear empleo. También quiere elevar el salario mínimo, las jubilaciones, las indemnizaciones a personas minusválidas y aumentar la construcción de vivienda subvencionada.

En cuanto a la deuda pública, Sarkozy promete reducirla recortando el número de funcionarios y, por tanto, el tamaño del Estado, mientras que Ségolène quiere disminuir los gastos estatales que no sean imprescindibles.

Bancos de inversión y organismos internacionales han coincidido en denunciar que las grandes reformas que Francia necesita no han sido del todo abordadas en sus programas por los aspirantes a la presidencia. Para la OCDE es necesario reducir los costes mínimos de contratación, además de aumentar la edad de jubilación para así aumentar la recaudación de la seguridad social.

Los aspirantes a la presidencia de Francia se saludan antes de comenzar el debate televisivo.
Los aspirantes a la presidencia de Francia se saludan antes de comenzar el debate televisivo.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_