El Banco Mundial espera más datos para decidir si despide a Wolfowitz

Paul Wolfowitz evita la quema. De momento, porque el consejo ejecutivo del Banco Mundial optó la pasada madrugada por darse más tiempo para seguir analizando la situación, antes de plantearse si pide la dimisión del presidente por haber favorecido a su pareja sentimental con un aumento de sueldo. Para ello, pide al comité especial que investiga el caso que se explore alternativas y presente recomendaciones "urgentes" sobre las decisiones a adoptar.

El antiguo número dos del Pentágono, arquitecto de la intervención militar en Irak, anda por la cuerda floja mientras crece la división interna en el seno del órgano ejecutivo del Banco. Los representantes de los 185 miembros que integran el organismo expresaron de nuevo su "gran preocupación" por el escándalo, aunque evitaron adoptar medidas concretas para poner fin a una crisis que amenaza con dañar la credibilidad de la institución.

El directorio del Banco, reunido por segunda vez desde el estallido de la crisis, dice que necesita más tiempo para que se profundice en algunos puntos de la investigación en curso desde comienzos de mes. "Se han identificado una serie de cuestiones que necesitan una consideración adicional", reza el comunicado, en el que se explica que los 24 miembros que integran este órgano acordaron un procedimiento para lidiar con la situación "con carácter urgente, de manera eficaz y ordenada".

El grupo especial encargado de la investigación deberá hacer recomendaciones preliminares para que sean consideradas por el consejo de administración del Banco, aunque se evita establecer un calendario preciso. Y en paralelo, se pide al comité de gestión y cuestiones administrativas que haga recomendaciones también sobre cuestiones relacionadas con el gobierno de la institución, para corregir fallos detectados durante la crisis.

En otro escueto comunicado, Wolfowitz daba la bienvenida a la acción del directorio y se comprometió a "aplicar" sus recomendaciones. El presidente cuenta con el apoyo de los países africanos, Canadá, Japón y EE UU.