Técnica frente a pegada

Silva y Villa enseñaron el camino en la primera media hora en Stamford Bridge (1-1). El balón, al piso, muy vivo, con precisión en el pase y en las paredes, como mejor antídoto frente al fútbol directo y aéreo del Chelsea. Otro aspecto capital será mantener a los delanteros del cuadro londinense, Drogba y Shevchenko, lo más lejos posible de su área. Siguiendo estas dos premisas, el Valencia confía en llegar a las semifinales de la Champions.

En un momento de máxima incandescencia emocional, el técnico del Valencia, Quique Flores (Madrid, 1965), decidió ayer sentir el calor de la gente y se dejó estrujar por la hinchada que acudió a Paterna. Firmaba autógrafos y repartía sonrisas mientras los periodistas británicos observaban atónitos la escena, imposible de ver en el hermético fútbol inglés. Antes, dijo sentirse un privilegiado por estar al frente del único representante español en la Liga de Campeones. Y auguró un partido "muy físico y que se decidirá en los últimos minutos por pequeños detalles".

Quique profesa admiración hacia su adversario, José Mourinho (Setúbal, Portugal; 1963). Le gustan la pasión y la fortaleza que distinguen a sus equipos, pero también sus bravuconadas e incluso ese punto de arrogancia que, de alguna manera, comparten. Les une además su fe en una formación sólida como la base para progresar en el oficio. Los dos lo han hecho de manera meteórica, si bien Mourinho está todavía a años luz: ganó una Copa de la UEFA y una Champions con Oporto y dos Ligas con el Chelsea. Ambos tienden asimismo a presionar a los árbitros más de la cuenta. Uno de ellos, el sueco Ander Frisk, abandonó el fútbol y culpó de ello a las críticas del luso; Quique arremetió el sábado contra Mejuto tras la derrota valencianista en San Mamés por 1-0.

Ahí pudo esconderse la llave de la eliminatoria. Para ese encuentro de Liga, Quique reservó a casi toda su columna vertebral: Cañizares, Ayala, Albelda y Villa, que salió en la segunda parte. El Chelsea, en cambio, venció al Tottenham por 1-0 con todos los que ganan los partidos: Cech, Terry, Carvalho, Lampard y Drogba. "Ésta es la diferencia entre un equipo que sólo quiere ganar la Champions [el Valencia] y otro que lo quiere todo [el Chelsea]", declaró Mourinho.

En efecto, para Quique, alcanzar las semifinales sería un éxito colosal. Para él y para un equipo masacrado por las lesiones. En cuanto al Chelsea, aun obsesionado con la Champions tras dos semifinales fallidas, tiene más objetivos. Ya le ganó la Curling Cup al Arsenal y le quedan las semifinales de la Copa inglesa ante el Blackburn Rovers y la Liga -está a tres puntos del Manchester United-. Claro que Mourinho cuenta con más recursos en el banquillo. Essien, por ejemplo, que vuelve esta noche. Quique, por su lado, perdió en Londres a Vicente -el jugador que más alternativas le da a su ataque-, aunque recupera al experimentado Morientes, que, con 100 partidos en competiciones europeas, actuará con una protección en su hombro dañado.